Iñaki Zaragüeta
Nos sentimos orgullosos
Fue Nietzsche, el mismo que escribió «Dios ha muerto», quien reflejó «nuestro orgullo es el que nos hace cumplir con nuestro deber». Esta vez ha sido el Gobierno de España el que nos ha hecho sentirnos orgullosos al cumplir con el deber de repatriar al padre Miguel Pajares, ese santo que ayer murió como consecuencia del devastador virus del Ébola agarrado en el admirable ejercicio del servicio a los necesitados. Porque, efectivamente, Mariano Rajoy y su equipo acertaron al actuar con responsabilidad en una operación ejemplar para el resto del mundo por parte de nuestras Fuerzas Armadas, a cuyos miembros hay que rendir también el aplauso que merecen. A pesar del trágico final, las personas de bien nos sentimos satisfechas de lo realizado. A la vez, entristece comprobar el comportamiento de algunos sectores que condenaron la operación con argumentos fatuos. Son precisamente aquellos que se hubieran movilizado por cualesquiera personas de otra organización e, incluso, de otra confesión. Porque en el fondo de ellos se vislumbra una guerra contra lo que huela a Iglesia católica. No se atreverían, de hecho no se atreven, a expresarse de la misma forma cuando se conculcan derechos fundamentales desde otras creencias.
Yo, lo saben mis amigos, que me considero un admirador, con sus defectos, de Emiliano Zapata, recuerdo aquellas palabras: «Cumplid con vuestro deber y seréis dignos; defended vuestro derecho y seréis fuertes, y sacrificaos si fuere necesario, que después la patria se alzará satisfecha sobre un pedestal inconmovible y dejará caer sobre vuestra tumba un puñado de rosas». Una frase que muchos, desde el relativismo y las modas actuales, desde lo políticamente correcto o incorrecto, comprenderán difícilmente. Descansa en paz, padre Miguel, orgulloso de tu obra ejemplar. Lo mereces. Así es la vida.
✕
Accede a tu cuenta para comentar