Martín Prieto

Oficio de debates

La Razón
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Oficio de Tinieblas es la liturgia católica para la Semana Santa en la que se van apagando las luces hasta quedar los templos ensombrecidos por el Tenebrario, un candelabro de quince brazos. Es un rito de preparación para el gozo porque el domingo Cristo resucitará de entre los muertos. El Oficio de Debates puede ser esperanzador pese al guirigay, las estadísticas a la carta, el olvido de los antecedentes, las promesas incumplibles y hasta las puñaladas de pícaro, porque habrá un ganador el día 20, aunque sea por un voto, lo cual ya es una referencia solvente. Efecto de la crisis es que las televisoras llevan más de tres años produciendo campañas electorales, y ahora los debates, en pandilla o a dos, nos toman saturados y escépticos, aunque cada candidato tenga su barra brava. Se ha visto a Pedro Sánchez a muchos ratos inseguro y con risa espasmódica cuando le duplican. Sus pellizcos de monja a la ausencia de Rajoy son inanes porque va a debatir con él. Nuestra democracia no está acostumbrada a los debates con formato de corrillo de tertulia y las tardías confrontaciones lo fueron a dos, teniéndose por suficientes los mítines, la carteleria o las obligadas cuñas radiotelevisivas. Estos macrodebates son el anuncio voluntarista y adelantado de que el bipartidismo finiquita. El bienaventurado Albert Rivera baila claqué hasta que le dan la palabra; Pablo Iglesias argumenta como si quisiera presidir su comunidad de vecinos y empieza a tener demasiados lapsus línguae. Que Soraya Sáenz de Santamaría resultara la más tranquila y sólida se correspondía con su conocimiento del Estado y del Gobierno. Y, además, esta opositora no opositaba a nada. La corrupción tenía que ser un capítulo encrespado de este Oficio de Tinieblas. Antes del 78 mucho dinero de partidos extranjeros entró clandestinamente en España para levantar unos homólogos destruidos por la dictadura; pero eso no fue corrupción sino solidaridad democrática. Pero hay data judicial de que el PSOE inauguró, incluso en la metodología, la manía de cooptar dinero público para pagar el referéndum de la OTAN, siguiendo luego por el asesinato de Estado de 23 ciudadanos, por dañinos que fueran: Roldán, Urralburu, el BOE, la Cruz Roja y asuntos varios. El PP ha tenido la desgracia de Bárcenas, Gürtel o Púnica, judicializados todos, pero los socialistas no pueden tirar la primera piedra y les conviene no hacer aspavientos moralIstas. Ése no es el debate: es el Tenebrario.