Martín Prieto

Origen de los problemas

La Razón
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Munícipes antisistema, ya acomodados al sistema, descubren que la etiología del Califato y su terrorismo en Europa reside en la segunda guerra de Irak. Cierto que aquello no fue un prodigio de estrategia global pero es insustancial criminalizar ahora a Bush Jr., Tony Blair, Aznar y Durao Barroso, el trío de Las Azores que fue un cuarteto. El desarrollo científico va confirmando a Darwin y la teoría evolucionista pero con resultados sorprendentes: hay líneas evolutivas que se atascan o entran en regresión, y resulta que el genoma más parecido al nuestro es el del cerdo, y los primates son parientes mucho más lejanos pese a las semejanzas morfológicas. Lo más parecido a un dinosaurio es un pavo. La única verdad es la realidad y mirar por el retrovisor provoca espejismos. El Califato podría haber surgido por debajo del Sahel (donde ya está) o en Filipinas o Indonesia, donde ya estuvo. Los problemas afloran sin necesidad de antecedentes y el retropronóstico suele ser una estafa intelectual, como la cualidad de bípedo con dos pulgares prensiles no justifica la aparición del homo sapiens. Las religiones también evolucionan aunque tan lentamente que son inasequibles al ojo de generaciones. Un católico o cristiano no piensa hoy en las Cruzadas a menos que sea historiador o erudito pero para un salafista la guerra santa o yihad (esfuerzo) es un asunto contemporáneo porque esa derivación del islamismo está pasando por su propia Edad Media. El origen del yihadismo que padecemos ahora data un poco más lejos de la cumbre de las Azores: hacia el 600 de nuestra era; 17 siglos nos contemplan; nada para un concejal de Podemos. Es bobo culpabilizar al mundo musulmán porque si sus 1.200 millones de fieles practicaran la yihad la civilización judeocristiana sería decapitada en tiempo real. El problema reside en que el Corán a más de una revelación es un código civil y penal, un magisterio de costumbres que a los musulmanes les resulta muy difícil descontextualizar de los tiempos de Mahoma. Así a la inacabable disensión político-familiar entre suníes y chíies suman una panoplia de familias ancladas en la noche de los tiempos como los salafistas que leen el libro literalmente y en consecuencia hacen la guerra al infiel como lo están haciendo en Siria-Irak, en África o Asia: El cuarteto de las Azores no figura entre las suras del Libro, pero si está: «Allá de donde os hayan echado, volved y matadlos a todos».