Francisco Marhuenda
Otro 1714
Mas dio ayer un nuevo paso en su objetivo de romper España. Como sucedió en 1640 y en 1714, una oligarquía catalana busca acabar con ella por intereses partidistas. El proceso siempre es el mismo y se manipula a la población para esconder la verdad por medio de un conjunto de mentiras, tanto sobre la Historia como de las relaciones actuales de Cataluña con el resto de España, con el fin de encubrir la desastrosa gestión de esas elites políticas que no se juegan nada. Artur Mas es el fiel reflejo del político profesional que ha realizado su carrera gracias a la estrecha amistad de su padre con Pujol. Por ello fue elegido por la familia del ex presidente de la Generalitat para continuar el «legado», que actualmente sabemos que ha sido de corrupción e indignidad. El autogobierno ha sido una fosa séptica donde los hijos manejaban las consejerías a su antojo. Mas se quiso rodear de un gran simbolismo para ese acto que recuerda las anteriores proclamas secesionistas de Francesc Macià en 1931 y Lluis Companys en 1934. Por lo visto, los catalanes estamos condenados a sufrir la vergüenza ajena de los actos ridículos de nuestros presidentes. Tarradellas hubiera contemplado asombrado el acto que se celebró ayer en el Palau de la Generalitat. Es cierto que de lo sublime a lo ridículo hay un paso y Mas consiguió superarse a sí mismo. Lo de dormir en la Casa dels Canonges es equiparable a cuando hace unos días recordó que era el 129 presidente de la Generalitat como si hubiera en Cataluña una continuidad que se remontara a la Edad Media. Es una muestra de ignorancia realmente inquietante que produce bochorno. No existe ninguna coincidencia entre la Diputación del General, que sería conocida como Generalitat, y la restauración que se produjo en 1931 y en 1977. Es un síntoma de la clase de políticos que controlan las instituciones catalanas. Creo que el heredero de Pujol no tendría que haber dormido sino pasado la noche velando armas como hacían los aspirantes a caballeros. El presidente de la Generalitat demostró ayer que es un buen converso que ha pasado de ignorar el nacionalismo a ser el «sumo pontífice» del independentismo. Una marioneta en manos de Junqueras y de los jóvenes cachorros de CDC, los «hijos» del pujolismo que siempre han vivido a costa del erario público.
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