Reyes Monforte
Palabras
No creo que la educación sea el mayor drama que se vive en España, y menos en pleno proceso de duelo por la muerte de 150 personas, 51 de ellas españolas, en el accidente aéreo sucedido en Seyne -les -Alpes. Pero lo desafortunado del titular o de una palabra utilizada en un momento inoportuno, no minimiza la veracidad de la idea que contiene. Es cierto que llevamos mucho tiempo con la educación como asignatura pendiente, tanto como sociedad como individuos. La educación, tanto intelectual como humana, es la base de todo y la solución para casi todo. Son los cimientos de una sociedad y también de una persona, porque sin ellos difícilmente pueden ponerse en pie y desarrollarse. Si lo analizamos, todos los grandes males que asolan al mundo, como el hambre, la violencia, la corrupción, el terrorismo o la pobreza, se resolverían o, al menos , se aliviarían en gran medida, con una buena base educacional.
La «emergencia educativa» es un término utilizado por el Papa Benedicto XVI en 2010, pero el problema viene de lejos. Hay que dar respuesta a esta carencia, pero esa contestación no puede proceder únicamente de un partido político, de un representante religioso o de un magnate de la industria. Así no funcionan las cosas si queremos que realmente funcionen. La educación es un arma muy valiosa. La prueba la tenemos en la obsesión de todos los partidos políticos de cambiar la norma educativa cada vez que tocan el poder. Olvidan, o no quieren recordar, que la educación es un derecho universal de toda persona. Aunque más grave es que lo olvidemos nosotros y que no siempre hagamos buen uso de ella, y a veces, ni siquiera uso.
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