José Antonio Álvarez Gundín
Partido X, al abordaje
Ayer se presentó oficialmente en internet un nuevo partido político cuyo nombre es en sí mismo un manifiesto: Partido X-Partido del Futuro. Impulsa la iniciativa un centenar de personas, la mayoría de ellas miembros o afines al 15-M. Lo de la X no responde, parece evidente, a que su programa contenga tórridas propuestas eróticas, sino a un deseo de huir de los nominalismos o personalismos al uso. A mi me recuerda, sin embargo, a las dos tibias con las que adorna su bandera el Partido Pirata creado hace pocos años en el norte de Europa como alternativa a los partidos tradicionales. El rápido crecimento de los «piratas», que han logrado representación institucional en varios países, es un estímulo para la nueva formación española. Internet fue, precisamente, su caballo de batalla inicial, como ahora es el territorio elegido por los de la X. En todo caso, es positivo que el movimiento indignado cristalice en una estructura algo más sólida que las ocurrencias asamblearias de fin de semana. Cuando el malestar o la protesta no hallan cauces que demuestren su utilidad, degeneran en violencia irracional o en melancolía. Conviene, por tanto, acoger con interés al nuevo partido y asistir sin prejuicios a sus propuestas, incluida la del «wikigobierno» o, si se prefiere, la del plebiscito «on line» continuo. Es verdad que el movimiento 15-M comentió errores de bulto, se abonó al disparate e hizo sonrojar a la izquierda por su inmadurez de adolescente cabreado. Sin embargo, sería irresponsable despreciar su mensaje central, que es compartido por numerosos ciudadanos: la representación democrática en España se ha deteriorado tras 35 años de éxito. Es necesario cambiar las piezas defectuosas de modo que la política recobre su espíritu originario de servicio púbico dedicado al bien común.
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