Política

Alfonso Merlos

Patada a seguir

Patada a seguir
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No nos engañemos. Son los de siempre. Los que han cercado el Congreso porque había elecciones, el PP tenía la culpa de todos los males de España o la derecha se había aliado con los banqueros para vaciar el bolsillo a los ciudadanos. Y ahora vuelven a la carga en forma de pataleta tricolor. Todo vale. El matasuegras, el tambor, el silbato. Todo lo que genere una impresión más falsa que una moneda de tres euros, la percepción de que este país necesita un cambio de modelo de Estado. No, señores. A pesar del intento de enlodazar el terreno de juego de la democracia, les va a salir el tiro por la culata. Éstos que en cuestión de horas tomarán el centro de Madrid tienen el respaldo de un segmento ínfimo de la opinión pública, y corren el riesgo de perderlo escandalizando al personal con sus carnavalescas estridencias. ¡Claro que sí! Sólo faltaba que cada uno de los españoles soberanos no pudiese proclamar lo que piensa de la Monarquía y lo que espera de ella. Pero una cosa es la manifestación razonada, y otra la movida callejera. Y en esto están un equivocado puñado de los nuestros. En pensar que desatar inestabilidad y debates forzados nos conviene. ¿Qué ganamos? Casi nada. ¿Qué perdemos? Casi todo.