Alfonso Ussía

Patricia

La Razón
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Es una belleza de mujer. Se llama Patricia y ha sido elegida por los independentistas catalanes para embellecer con su rostro y su sonrisa la campaña electoral. Sucede que han hurtado su rostro y su sonrisa de anteriores promociones publicitarias. Del Banco de Santander y de la lucha contra la esclerosis en placas. Está claro que han acertado con la elección. Existían cuatro opciones. La monja coñazo, Karmele Merchante, Pilar Rahola y Patricia. Y no son tan tontos.

Sucede que Patricia no es independentista. Es catalana a mucha honra, y española a igual honra o más que catalana. Patria chica y Patria grande, sentimientos y raíces perfectamente compatibles. Pero al verse promocionando en los carteles la independencia de Cataluña, Patricia ha reaccionado con rapidez y destreza. Se declara contraria a la independencia y defiende lo mejor para Cataluña «que pasa por seguir formando parte de España y de Europa. Catalanes y españoles con todo orgullo. Ruego, por favor, que no vuelva nunca nadie a tratar de dividirnos. Juntos somos más fuertes. Mi deseo es que se sigan manteniendo los lazos que unen a Cataluña con el resto de España, tal y como ha sido siempre». Es de esperar que los responsables de haber incluído su rostro, su belleza y su sonrisa en la campaña independentista tengan la coherencia de retirarla, y poner en su lugar el rostro y la sonrisa de la monja coñazo, Karmele Merchante o Pilar Rahola. Y a ver qué tal.

Supongamos, y es mucho suponer, que los carteles que anuncian los partidos del Real Madrid tengan la imagen de Messi como protagonista y reclamo. Que la publicidad del Torneo Intercomarcal de Sardanas se promocione con una composición fotográfica de La Giralda, la Torre del Oro, el Guadalquivir a su paso por el Puente de Triana y el perfil de «Los del Río». Que los «Premios Goya» se impulsen en las calles con un cartel que representa al Museo del Prado y la Real Academia Española. Que la medalla del Premio Nobel de Medicina se modernice con los relieves compartidos de Alfred Nobel y el doctor Montes. Y que la convocatoria para el Día de la Oración de la Iglesia Católica la presenten, al unísono, Rita Maestre y «Wyoming» en una sala del Círculo de Bellas Artes de Madrid. Publicidad engañosa y mal intencionada, como la de usar la imagen bellísima de Patricia, que no es independentista, en los carteles que promueven la independencia de Cataluña.

Y me pregunto. ¿No es un acto de puro y duro machismo llamar la atención publicitaria con la belleza de una mujer? ¿Merecen la monja coñazo, Karmele Merchante y Pilar Rahola semejante desprecio por parte de los suyos? Ellas sí son independentistas y también mujeres. Sus sonrisas son sugestivas y de alta estética, especialmente la de Karmele Merchante, que a mí, al menos, se me antoja arrebatadora. ¿Cuál es el motivo que justifica que se recurra a una mujer catalana que no desea la independencia de Cataluña para promocionar su separación de España, cuando hay otras que han combatido a favor de la escisión con su constante implicación intelectual? ¿Acaso la belleza? ¿No se trata, pues, de una explotación machista intolerable del físico femenino?

Patricia ha reconocido, pública y valientemente, su desagrado por la explotación de su belleza en pos de un objetivo que no comparte. Los asesores de imagen y publicidad de «Juntos para el sí» han hecho el ridículo, y ahora les corresponde retirar la imagen de Patricia con carácter inmediato. Y lo repito. No pasa nada. El que va a votar a favor de un futuro proceso de independencia de Cataluña no va a cambiar su voto si la monja coñazo, Karmele Merchante o Pilar Rahola sustituyen con sus rostros al prodigio de Patricia. Quedarían los carteles más modernos, más actuales y más consecuentes, además de ajenos a la infección machista que tanto deplora el progresismo. Un cartel con las tres abrazadas a una «estrellada» sería la bomba rebomba.

Patricia, guapa.