Patrimonio español (II)

El galeón español «San José», hundido frente a las costas de Colombia hace más de trescientos años, no es tan sólo un navío más de la flota española que los avatares de la Historia hicieron que acabase en el fondo del mar. No es tampoco, y únicamente, un buque cargado de monedas de oro y plata y de piedras preciosas. El galeón español es un símbolo de la Historia y representa, en nuestros días, la unión que debe existir entre el conjunto de los pueblos de Iberoamérica. El pecio no es patrimonio de los colombianos, como ha dicho el presidente Juan Manuel Santos, sino que debe entenderse como un bien común del conjunto de los iberoamericanos. No caben dudas de que, a la luz del ordenamiento jurídico internacional, el galeón y todos sus enseres son de titularidad española y que, por lo tanto, el Estado español tiene mucho que decir en todo el proceso que, a lo largo del tiempo, conduzca a la recuperación de los restos, bienes y, en definitiva, del patrimonio que representa. No se trata, sin embargo, de iniciar, por ahora, una reclamación contra Colombia solicitando el reconocimiento de la propiedad española del galeón. Las leyes colombianas son insuficientes para que la gestión del descubrimiento depare tan sólo en las autoridades de Colombia. La «relación especial» que existe entre España y Colombia, y que ha sido puesta de manifiesto por las autoridades españolas, nos obliga a buscar fórmulas que, sin negar la titularidad indiscutible de España, nos permitan compartir entre españoles y colombianos y con una clara proyección hacia el espacio iberoamericano el patrimonio histórico que representa el galeón. No se trata, en modo alguno, de un aprovechamiento económico individualizado del descubrimiento, sino de poner en común, para la ciudadanía iberoamericana, el patrimonio subacuático. La memoria de las seiscientas personas que iban a bordo del galeón «San José» nos reclama el entendimiento entre España y Colombia para la gestión conjunta de este bien: patrimonio español.