Cristina López Schlichting

Pedro, o la angostura

Enhebrar una aguja es cosa endiablada, pero acertar a toda prisa, casi imposible. Sólo le llevo cinco años, pero me admira el valor de Pedro Sánchez al frente de un PSOE desfondado y como sin ilusiones. Una piensa en el gran partido que fue y apenas se le ocurren estímulos para el votante. ¿Antiliberalismo? Está Podemos. ¿Progresismo de salón? Ya tuvimos bastante con Zapatero. ¿Sensibilidad social? La derecha también la tiene. Es imposible gobernar teniendo en cuenta todas las ideas, porque son infinitas. Así que la idea de agruparlas en dos grandes tendencias y organizarse para que alternen en el poder, es una solución feliz. La menos mala, como decía Bertrand Russell. El bipartidismo es un sistema razonable y en política no se puede aspirar a más. España necesita un PSOE y lo necesita deprisa. Lo peor en política es que te roben la bandera, y la de la izquierda parece haberla arrebatado Pablo Iglesias. Las encuestas amenazan con un Podemos aupado a la tercera posición, y a Pedro Sánchez le toca la difícil tarea de reformar el partido, eliminar las tensiones, proponer un horizonte ideológico e ilusionar. ¿Debe escorarse hacia la izquierda o moderarse? Hay opiniones para todos los gustos. Los «arriolistas» repiten que el granero de votos es el centro y que sin él no se ganan grandes masas. Los radicales consideran que la sensatez de Alfredo Pérez Rubalcaba ha hecho caer al Partido Socialista en la tibieza y desdibujado su identidad hasta hacerla irreconocible. La tentación del radicalismo es comprensible, porque la furia proporciona fuegos artificiales. No hay más que ver cómo han tenido eco las decisiones de no apoyar a Juncker o pedir la jubilación de Rajoy. Pero los castillos luminosos son fugaces y CiU ha probado lo estúpido que resulta adoptar las ideas ajenas: los votos se le han ido a Ezquerra. La gente prefiere el original que la copia acomplejada. El PSOE ha de recoger el descontento y el voto de una multitud que no se cree que Venezuela sea el modelo, la URSS la inspiración o la enajenación de la banca y los medios de producción, el método. Lástima que eso requiera tiempo, justo lo que Pedro Sánchez no tiene, por la maldita ley de las elecciones. Si pincha en unos comicios, le van a crecer hienas en su propio partido. Espero que del baloncesto se haya traído el nuevo secretario general la capacidad de correr en zigzag hacia la meta, esquivando obstáculos y logrando encestar. La angostura del tiempo es lo que puede hacerle caer en el populismo.