Estados Unidos
Pelotas en Trolalandia
Leo estupefacto algunos artículos en España que sirven de preámbulo a una suerte de redención trumptiana. Una equiparación, con pinzas y a lo loco, entre el caos desatado en EE UU y nuestro país. Qué error. Qué horror. ¿Saben qué hizo el baranda durante las últimas 72 horas? Nombró asesor personal a Stephen Bannon, ex director de Breibart News, ídolo del movimiento supremacista blanco (¿les suena el KKK?) y reconocido antisemita. Habló con Vladimir Putin, un líder «fuerte», «mucho más que nuestro presidente» y dedicó el resto del tiempo a insultar al New York Times, ese «periódico fallido», en su inenarrable cuenta de Twitter. No conozco a ningún líder político español convencido de que el cambio climático es un fraude que inventaron los chinos y/o empeñado en que Obama nació en Kenia y creó el ISIS. Bueno, rectifico, un humorista catalán, un tal Artur Mas, sí parece alegrarse por la victoria de un fulano que celebró el Brexit como propio y ha recibido entrañables aplausos de Marine Le Pen. El tal Mas comentaba en un vídeo que «parecía imposible que Trump ganara, pero ha ganado (...) aquello que a veces parece imposible, incluso en contra de mucha parte de la opinión publicada y de todo tipo de opiniones, acaba resultando posible [...]. Apliquémonoslo también desde una óptica catalana para reafirmar nuestra voluntad y nuestro objetivo ante estos meses decisivos que tendremos por delante». El señor Trump prometió en CBS que arrasará el Obamacare pero mantendrá la cobertura sanitaria de los 20 millones de personas a los que benefició el plan de Obama. Tampoco derogará la prohibición de rechazar a un cliente si padece una condición médica preexistente en el momento de buscar seguro. Existe gran expectación por ver cómo diablos deja intactos aspectos cruciales del Obamacare mientras liquida el resto. En cuanto a la idea de expulsar a 11 millones de indocumentados, ha rebajado el número a los «dos o tres millones con antecedentes penales», aunque en otros momentos habla de 190.000, que es la cifra que manejan el FBI y el Departamento de Estado. ¿Importa? A Trump, no: un estudio de la revista Político demuestra que ha largado una trola cada 3 minutos. Eliot A. Cohen, profesor de la Universidad John Hopkins, prestigioso historiador militar y antiguo consejero de George W. Bush, uno de los intelectuales de referencia del partido republicano, ha publicado una columna en el Washington Post donde comenta que días atrás explicaba «la necesidad de que los jóvenes conservadores se alisten con cautela como voluntarios en el gobierno de Trump». Pues bien, «me equivoqué». Añade que «servir en la administración Trump pondrá en juego tu integridad y tu reputación (...) se está rodeando de mediocres cuya única cualificación es la lealtad absoluta». Y en Twitter: «Después de dialogar con el equipo de transición de Trump he cambiado mi consejo. Mantente lejos. Están enfadados, son arrogantes, te gritan “¡Perdiste!”. Será feo». Sin duda, y patéticos los balbuceos de quienes soban el lomo del autócrata. A ver si ahora vamos a seguir la (apócrifa) doctrina Roosevelt respecto a nuestro hijo de puta.
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