Miguel Ors

Perros de paja

La Razón
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L14 Aciago

Día aciago para el deporte del balonmano femenino y para el deporte de la política. Las «guerrilleras» españolas, eliminadas por las guerrilleras de las dulce Francia. Arbitraje discutible, errores, mala suerte: de todo eso hubo en el partido.

–Qué rabia, con lo majas que son nuestras chavalas– lamenté para mis adentros. Hay una cosa en el trabajo de los deportes colectivos de la que se habla poco: esa cosa es el desasosiego, la impaciencia. El coraje y las ansias, a veces, son letales. Chicas guerrilleras: fe y moral.

El cara a cara entre el «guapo, sólo guapo» Pedro Sánchez y Mariano Rajoy, penosamente decepcionante. Me recordó la película «Perros de Paja», de Dustin Hoffman, película sobre la violencia del ser humano. Hoffman, un intelectual pacífico, es acosado por seres zafios, viles, violentos. En el cara a cara, Rajoy era Hoffman; Pedro Sánchez, los otros (en plural).

«El insulto como acoso evidencia debilidad de estructura intelectual y desesperación, también carencia de estilo». Hago mía esta frase que no es mía, sino de un vecino. Ruin, en efecto, el comportamiento de quien sustituye la lógica de la argumentación por el ladrido. «Hemos perdido el tiempo, esta noche, viendo “esto” en lugar de una película», lamentamos tras el espectáculo deportivo de patadas con las cuerdas vocales.

M15 Dos entrenadores

Mourinho y Benítez: dos entrenadores y un destino. El fútbol no se casa con nadie. El fútbol, de pronto, te da la espalda y te repudia sin más. El fútbol, en efecto, es así. Incierto el futuro de ambos. No se sabe si es el Chelsea el que se ha hartado de Mourinho o es Mourinho el que no sabe qué hacer con el Chelsea. A Benítez le ocurre algo parecido. «¿Cuánto os va a durar Benítez?», he preguntado con insolencia adolescente a un «maduro» directivo del Madrid.

–La duración no depende de nosotros, depende de Benítez: él lo sabe. Aquí nadie engaña a nadie. El Madrid, y esto también lo sabe él, no es «segundo plato de nadie»: ni del Barcelona ni del Atlético. Benítez, no obstante, de momento, va a continuar. Florentino tiene razón cuando dice que el Real Madrid es un orgullo. Lo es: de ahí que no soporte que se lo magullen o se lo pongan en cuarto menguante.

X16 Grandes

No hay más oro para los medios informativos que el Balón de Oro. Queja justa: el fútbol es el «río» Amazonas del deporte. Arrolla, aturde, inunda. Pero el deporte tiene afluentes tan flamencos como el río Amazonas. Ser Balón de Oro –me decía una tarde de charla Ferrándiz– es como ser marqués. Pero ser oro olímpico es ser Grande de España y del Mundo.

El Comité Olímpico Español que preside Alejandro Blanco, ese hombre de apariencia gris cargado de materia gris, ha concedido los títulos de Deportistas del Año 2015 a Carolina Marín y a Javier Gómez Noya. Perfecto. Carolina ha conseguido, contra «el totalitarista poder amarillo», su segundo título mundial en bádminton. Carolina es como Nadal: cree en ella más que en Dios, con perdón. «Puedo, porque creo que puedo», es su lema. Así es esta niña juncal, de sonrisa «Grande». Javier, cinco títulos mundiales en triatlón, es otro ser formidable (más parece notario que deportista, vestido de calle). Para Blanco, «dos genios inalcanzables e imparables», dos Grandes, casi seguro, en Río.

España, deportivamente, es un país «serio». En serio.

J17 Amistad

El Barça, sin Messi y sin Neymar, jugó al gato y al ratón con el Guangzhou. Habrá que ver el domingo la final del Mundialito entre Barça y el River Plate. Intuyo un partido entretenido que ganará –otra intuición– el Barça. Luis Enrique dice que el Barça es amistad. «Todos son amigos de todos». Se percibe. Luis Suárez le dedicó su segundo gol a Neymar con una sonrisa franca. La amistad une tanto como la oración, es el otro padrenuestro de la convivencia en paz y en alegría. 2015: qué gran «añada» del Barça. Por si acaso, juego dos decimos navideños acabados en cinco.

V18 Más Mou

Ha caído «el mejor entrenador» del mundo, o sea Mourinho. El Chelsea, con él lo fue todo, y Mourinho, con el Chelsea, ha sufrido el fracaso más sonoro. «Me pongo una nota de once sobre diez». ¿Narcisista? Sí. Siempre. ¿Un entrenador once? Sí, también. Siempre. Dijo en otra ocasión: «En el fútbol, no tengo miedo a nada ni a nadie. Quizá tenga miedo a Dios. Creo en su poder y por eso le tengo miedo». Resucitará: al tiempo. A lo mejor lo resucita Florentino. ¿Sí, no? ¿Por qué sí o por qué no? Vivir para ver.