José María Aznar Botella
Políticas fallidas
La misma semana que Estados Unidos publicaba el peor dato de empleo desde junio del año pasado, y la tasa de participación más baja en el mercado laboral desde 1979, el Banco de Japón anunciaba una masiva expansión monetaria que le llevará a comprar el 15% del PIB en activos cada año y a doblar su base monetaria en dos años. En términos absolutos el programa de expansión cuantitativa del Banco de Japón, es muy similar al de la Reserva Federal, pero en términos relativos es casi tres veces más agresivo. Los ricos japoneses deben de estar dando palmas con las orejas. Como ha quedado demostrado en Estados Unidos, es el segmento más rico de la población el principal beneficiario de políticas monetarias ultra expansivas.
Su eficacia para incrementar el precio de los activos está fuera de toda duda. La Reserva Federal penaliza el ahorro y abarata el crédito, y el consumidor que es racional gasta e invierte. Así, en Estados Unidos la tasa de ahorro ha caído al 2%, la bolsa está cerca de máximos históricos y el mercado inmobiliario en plena recuperación. Sin embargo, como indica el dato de población activa, estas políticas monetarias se han demostrado totalmente ineficaces para solucionar sus problemas económicos estructurales.
En Europa el enfoque está siendo muy distinto. La medicina europea de ajuste tras ajuste, contrasta con la de Estados Unidos donde llevan tres años sin pasar un presupuesto. Aquí, particularmente en algunos países de la periferia se están produciendo verdaderas ganancias de competitividad. El coste, sin embargo, es muy alto y sin duda sería suavizado por una política monetaria más expansiva.
Los beneficios del enfoque americano-japonés son conocidos, los costes todavía no. En Europa en cambio conocemos los costes, pero todavía no los beneficios. Esperemos que éstos lleguen algún día.
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