Julián Redondo
Prodigioso
Cuántas vidas y cuántos estados de ánimo. El fragor, el gol encajado, obra de una cuña de la misma madera; respetuoso, agradecido, rojiblanco y profesional «Niño», coreado en el relevo por los aficionados atléticos. Pero no hay que perder la cara y afrontar las contrariedades con ánimo renovado, la mente fría y la disciplina severa. Gol de Adrián en el minuto clave, que para eso fue titular. Tenía una misión. Con el 1-1 la prórroga que vio Mourinho en sueños es imposible. Con el 1-2, que no hay peor defensor que un delantero, penalti de Etoo, descubrió el Chelsea que podía atacar y volcarse sobre la portería de Courtois, que también existe... Y la puntilla, el 1-3 de Arda, para que el Atlético piense en la primera «Champions» sin olvidar la «Décima»... Liga. El Madrid es el adversario. El fútbol puede ser espléndido, rácano, fastuoso, vistoso, miserable, espectacular, aseado o sencillamente roñoso. Todo es fútbol, el que propone Guardiola, que ahora parece que huele a rancio; el que ha utilizado Ancelotti para terminar con el reinado del Bayern en menos de un año; o el que plantean Simeone y Mourinho, que sólo por la diferencia en el presupuesto y en la inversión anual es equidistante, aunque se asemeje. No es lo mismo adaptar un ferrari a un motor diésel que tratar de convertir un vehículo familiar en uno de Fórmula Uno. Mourinho recorta en el taller toda la potencia y la imaginación que expone Simeone, que de la necesidad ha hecho virtud, y triunfa. La imaginación consiste en sorprender con Adrián y abordar el problema con una identidad diferente frente a media docena de defensas. Allá tú, «Mou». Porque, aunque todo es lícito cuando el objetivo es una final de la Liga de Campeones, el prodigio es rojiblanco.
✕
Accede a tu cuenta para comentar