Alfredo Menéndez
Puro Gómez
Cuando los micrófonos no están encendidos el alcalde de Parla, José Maria Fraile se lamenta de que Tomás Gómez ya ni le coge el teléfono. Y no es que Fraile le haga «perdidas» y que Gómez no se las devuelva porque no tenga crédito. En el móvil se entiende. Es que pasa. A Fraile este desdén le duele, a los demás no nos extraña porque es «puro Gómez».
A fuerza de romper puentes con su pasado y sólo pensar en su futuro, al actual jefe del Partido Socialista de Madrid no le duele dejar tirados a compañeros de pupitre, que se tienen que comer el marrón que les dejó de su época de alcalde. Fraile ha tenido que tragarse el sapo de ir a declarar como imputado por un presunto delito de malversación y prevaricación por culpa de ese sistema de sobresueldos que se inventó Gómez para mayor gloria personal.
Y si otras veces el PSOE ha sido de ir hasta las puertas de las cárceles a despedir a militantes, a Gómez este martes ni se le ha visto, ni se le ha oído para echarle un capote a su sucesor. Y eso que no tenía clase –que suele ser la excusa comodín de los jueves para no enfrentarse a los periodistas– y que lo tenía muy fácil tras acudir a la Junta de Portavoces en la Asamblea y tener a todos los medios esperando en la sala de prensa. Pero no quiso. O no supo.
Da un poco de pena ver a Fraile luchando él solo contra unos elementos que no le corresponden. La culpa es de ese amigo suyo bipolar que le está poniendo la alcaldía en bandeja al PP para las próximas elecciones.
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