Alfonso Merlos

¡Que os den!

Es el desprecio y la indiferencia. No es la incomprensión de los problemas reales de los ciudadanos catalanes sino el insulto a los que están pensando en salir de la pobreza, la precariedad, el desempleo. O sea, la patada donde más duele a quienes están pensando en salir adelante y sacar a sus familias de este maldito atolladero. Pero al establishment separatista esto le importa tres pimientos. ¿¡O hay dudas?!

La comisión que se encargará de planificar, estudiar y evaluar cómo se parte España en dos tiene preferencia sobre la que debe decidir la forma y los tiempos de la reactivación económica. ¡Con un par! ¡Y sin que se les mueva un pelo del flequillo, ni un músculo de la cara! No tiene sentido preguntarse si cabe mayor desvergüenza porque siempre es posible mayor oprobio, mayores provocaciones, más escalofriantes aberraciones.

Es evidente y lamentabilísimo el argumento de fondo: hay que acelerar cuanto antes el proceso de segregación del resto del territorio nacional porque son ellos los que nos acogotan, nos asfixian y ahogan nuestra economía. Es así. Están equivocados, están instalados en el cinismo y la desvergüenza pero prosiguen su huida adelante sin escatimar en gestos y sin ahorrar puñetazos en la mesa.

¡Ya está bien la broma! Los contribuyentes –desde Cartagena hasta Vigo, desde Ayamonte hasta Huesca– no pueden dedicar su tiempo y su energía a madrugar, a deslomarse, a pagar impuestos como cosacos para que estos señoritos separatistas hagan de su capa un sayo y financien su delirante proceso a nuestra costa. El PP y C's están lanzando un mensaje redondo a los catalanes de infantería: «Nos importáis». El bloque nacional-socialista también lo está haciendo. En sentido contrario: «¡Que os den!»