Julián Redondo
Reincidentes
Al valorar la pitada al himno en la final de Copa, Cruyff no dudó en definir a los protagonistas de la silbatina: «Les falta un tornillo». Preguntado Laporta por Pepa Bueno, en el «Chester», si él lo silbó, confirmó que «un poquito». Y añadió que no es partidario de esas manifestaciones, aunque respeta la libertad deexpresión, lo cual da paso a un curioso oxímoron: a Johan, puntal de su candidatura a la presidencia del Barça, le parece que a Joan le falta un tornillo... Que van a apretar los de la UEFA, cuyo reglamento deja en evidencia a quienes escudados en la libertad de expresión, la suya exclusivamente, justifican tan peligrosa y contradictoria moda, al sentenciar que el fútbol no es herramienta que deba utilizarse para reivindicaciones por medio de «mensajes de signo político, religioso, ideológico u ofensivo». Y en su artículo 16, prescribe: «Los clubes son responsables del inapropiado comportamiento de sus seguidores y pueden estar sujetos a medidas disciplinarias incluso demostrando ausencia de negligencia». En román paladino: que mientras la Comisión Antiviolencia sigue estudiando si castiga o no lo que sucedió en la final de Copa, la UEFA expedienta al Barça y amenaza con sancionarle. Lo de menos es la multa, los 60.000 euros, o que una parte del Camp Nou sea clausurado, lo de más es que actúa, porque, como diría Boskov, con otros matices, «fútbol es fútbol», y mezclarlo con la política no es saludable ni aconsejable para la buena marcha del negocio. Y el Barça resulta que es reincidente y la sonrisa taimada de Mas, el más pernicioso de los alegatos.
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