Iñaki Zaragüeta
Respeto a la ley
«Una nación libre se reconoce por defender la legalidad». Esta frase pletórica de sentido común se exhibía ayer en la portada de LA RAZÓN. Si entendemos por nación el conjunto de habitantes, convendremos en que el respeto a la Ley es característica ineludible de la libertad, de la democracia. Eso es, precisamente, lo que Artur Mas y sus cuates de ERC, CUP, y también sus predecesores, han vulnerado desde 1981, aunque ahora la particularidad de delito ha pasado a categoría de golpe de Estado, con lo que adquiere dimensiones más graves.
Los dirigentes separatistas emprendieron un camino con tintes de locura, del que no saben cómo salir, especialmente esa Convergència que supo convivir durante décadas con el resto de España. Para ello, supieron trasladar a aquella sociedad tres mentiras básicas: que la soberanía pertenece a los catalanes y no a toda la nación, que España les roba y que con la declaración de independencia nada cambiará (las mismas relaciones comerciales, continuidad en la UE...).
Ésa es la gran diferencia, insalvable, que caracteriza la deriva catalana de la vasca: el desprecio absoluto a la Ley. Si recordamos, el plan Ibarretxe, por más inviable que resultara, se sometió en todos sus pasos a lo previsto en la Constitución hasta llegar a las Cortes españolas, donde se rechazó y ahí acabó todo, con la consiguiente derrota del PNV en las siguientes autonómicas.
Mas y CDC deberían tener en cuenta las consecuencias democráticas y legales de su actuación, que recuerden lo imposible que parecía para muchos al apresamiento de la Mesa de Herri Batasuna y todos fueron procesados. ¿Qué pasó? Lo que garantiza una democracia al imponer la ley: nada. Todavía más, ahí está Otegi en la cárcel. Así es la vida.
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