Fernando Rayón
Rumores desde la bancada azul
El discurso de ayer del presidente del Gobierno en funciones fue distinto. En la forma y en el fondo. Hasta el punto de que permitió descubrir un nuevo Rajoy. Un nuevo Rajoy que va a gobernar de otra manera. Y lo hará porque no podrá hacer otra cosa, pero también porque está convencido de que este Congreso ofrece una oportunidad –así lo dijo– para los pactos y el consenso. Y si Rajoy sabe, y lo dice, que va a gobernar de otra manera, parece evidente que deberá hacerlo con otro gobierno: unos ministros distintos a los que hasta ahora han gobernado de otra manera.
En los últimos días –también semanas– se han hecho listas, se han barajado nombres. Sobre todo de los ministros quemados. Y aunque Mariano Rajoy haya dicho una y otra vez que aún no tiene lista de gobierno –hubiera sido absurdo haber dicho lo contrario antes de ser presidente– todo el mundo sabe que la tiene desde hace tiempo.
Pero antes de dar nombres sería bueno analizar las claves de ese nuevo gabinete. Claves que dio el propio Rajoy ayer en su discurso de investidura. A saber: pensiones, Pacto de Toledo, cumplir con el déficit que exige la Unión Europea, Cataluña, paro, derechos sociales, sanidad, educación, ecología, reforma constitucional... Parecía que iba señalando a los ministros que se quedaban: Fátima Báñez, De Guindos, Íñigo Méndez de Vigo, Rafael Catalá, Soraya Sáenz de Santamaría, Isabel García Tejerina... Los agujeros en el banco azul dejados por José Manuel Soria y Alfonso Alonso, por motivos bien diferentes, tendrán que llenarse; de la misma forma que deberán cubrirse las carteras de los titulares más quemados. Y eso permite unas cuantas incorporaciones. ¿De quién? Pues de políticos con capacidad de diálogo, en primer lugar, y de políticos con posibilidades de futuro, en segundo.
El propio Rajoy sabe que debe incorporar a su nuevo gabinete a todos aquellos que puedan aspirar en el futuro a los puestos dirigentes del partido. Y aunque Alberto Núñez Feijóo tenga ya planificado su desembarco para entonces, necesitará un buen colchón en Madrid: caras nuevas; hombres y mujeres que no huelan a pasado y que supongan una renovación generacional. Pero esa renovación no va a ser sólo un hecho, sino una necesidad imperativa para los dos partidos tradicionales. Los socialistas tienen su patata caliente, pero el Partido Popular debe quitarse también de encima la caspa de la corrupción, de la sospecha y, sobre todo, de la falta de diálogo.
Y vamos con los nombres. Hacen falta catalanes en el nuevo gobierno. Pueden entrar José Luis Ayllón –aunque también haría mucha falta en el Congreso– o Jorge Moragas, jefe de gabinete de Rajoy. Los gemelos Álvaro y Alberto Nadal pueden aterrizar en alguno de los ministerios del área económica. Alfonso Alonso puede hacer compatible su cargo en el País Vasco con un ministerio, quizá volviendo a Sanidad. Y para que nadie piense que me olvido de las mujeres, María Dolores de Cospedal y alguna independiente que es buena amiga de Rajoy podrían desembarcar en los ministerios sociales que tan importantes van a ser en esta nueva legislatura.
¿Y Pablo Casado? ¿Y Maíllo? Pues también podrían estar en la lista dominical de Rajoy pero tampoco hay que destacar a algún no afiliado aunque, como me dijo alguien muy cercano a Rajoy, desde Wert, prefiere no oír la palabra independiente. Quiere y sabe que va a necesitar ministros que no inviertan en su futuro personal sino en el de un partido –el PP– que va a tener un congreso, una renovación, y seguramente un futuro de gobierno.
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