Martín Prieto
Se desatranca la cañería
Tras graves meditaciones empíricas, se llega a la conclusión de que los gestores económicos dibujan sus curvas de tendencia, levantan sus columnas de porcentajes y, después, en soledad, echan las cartas del tarot para ordenar sus predicciones. Inconvenientes de que la economía no sea una ciencia y esté traspasada por la bipolaridad psicológica de los ciudadanos. No es de extrañar que personajes tan dispares como Rodrigo Rato, Elena Salgado o Miguel Ángel Fernández Ordóñez practicaran variantes del budismo zen. Este último arrasó el espacio de secretaría anexa a su despacho en el Banco de España para crear un espacio de meditación trascendental en el que, a lo visto, alcanzó el nirvana (ausencia de pensamientos y sensaciones) en su vigilancia del sistema financiero español. Para el Gobierno los datos de empleo en mayo son inéditos desde 1996 y confirman el éxito de la demonizada reforma laboral. Para los sindicatos son frutos de la precariedad laboral y los contratos basura. Ambos tienen razones. En su primer Gobierno, Felipe González se mesaba los cabellos ante las dos huelgas generales que le organizaron UGT y CCOO a cuenta de su plan de empleo juvenil. «¿Tú qué prefieres: que los jóvenes estén a mano sobre mano o tengan un empleo de media jornada y formativo por el que puedan ir escalando?». Hace treinta años pudimos haber tomado decisiones que luego se adoptaron felizmente en Alemania. Los mini-jobs son peldaños de una escalera. Cierto que este indicio de la periodicidad turística es coyuntural, pero también es nueva esta curva tan ascendente. En octubre sabremos si hay tendencia o tendenciosidad. El desatasco de la cañería depende de la paciencia del plomero. Entre tantas soluciones milagreras, lo destacable es la perseverancia roqueña de Rajoy, aunque los datos de mayo sólo son el escabel para más reformas que eviten un paro estructural de tres millones de los dos que siempre hemos tenido.
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