Julián Redondo

Señales de Isco

Señales de Isco
Señales de Iscolarazon

Ver jugar a Isco es sentir nostalgia de Iniesta. Inventa, descubre huecos donde otros sólo encuentran muros; derriba zagueros con la pericia del jugador de bolos. Ataca como un medio ofensivo. Genera juego como un medio creativo. Defiende como un medio defensivo. Piensa antes que los demás y más rápido que el resto. Probablemente, posiblemente, hoy es el futbolista español más brillante y quien mejor explota su talento. Si en la comunicación verbal fuera tan profesional y tan grácil como lo es con el traslado del balón de un lugar a otro del campo, como si no existieran los puntos cardinales, rozaría la perfección... No hay un solo ser humano perfecto, ni siquiera Scarlett Johansson o Brad Pitt. Pero no se puede tener todo. Raúl aprendió con los años a ser menos fatuo, menos soberbio, menos arrogante, menos perdonavidas, menos altivo y menos enteradillo. Reconozcamos en su defensa que cuesta digerir la fama cuando se tienen 20 años y un cerro de millones en el banco. Raúl ha sido un buen futbolista y un extraordinario profesional. El techo de Isco en el estadio no se vislumbra; ojalá fuera así en la sala de prensa. Seguro que puede progresar en esta trinchera. Sólo tiene 22 años y un largo recorrido por delante. Hoy, con toda certeza, Cristiano Ronaldo va a recibir su tercer Balón de Oro; cuando regrese a Madrid y se lo ofrezca a sus compañeros en el vestuario, que Isco lo mire, lo toque, tome medidas y empiece a pensar en un sitio destacado de la casa para colocar el suyo cuando se lo entreguen, porque se lo van a dar. Ensimismados con Messi y engatusados por sus hazañas europeas, a años luz de su contribución al Mundial, los electores se olvidaron de Iniesta y Xavi en 2010 como en 2001 de Raúl al optar por Owen. Con Isco todavía pueden corregir la injusticia cometida con el fútbol español.