César Vidal
Señor Montoro, cierre el grifo
Lo escribí desde esta misma tribuna hace ya casi cuatro años. La única manera de que el Gobierno actual estabilizara la economía y contuviera la marea nacionalista era intervenir las CCAA. Señalaba yo entonces además que para que nadie lo pudiera acusar de parcial, debía centrarse en Cataluña, Andalucía y Valencia. Era la simple opinión de un ciudadano. Montoro hizo exactamente lo contrario. No envió a los hombres de negro a las CCAA y siguió inyectándoles dinero en cantidades industriales. Así, los cuarenta mil millones de euros otorgados por Montoro a Cataluña se han costeado con un déficit incontrolado por el que Bruselas ha vuelto a llamarnos la atención, con continuas subidas de impuestos –cincuenta sólo en el primer año de la legislatura– y con una deuda pública que equivale al cien por cien de nuestro Producto Interior Bruto. Lo peor no son esas cifras –ciertamente inquietantes– sino la manera en que se ha engordado a la bestia nacionalistas sobre la base del sacrificio no pocas veces injusto sufrido por millones de españoles. De nada ha servido el derroche de medios públicos para intentar contentar a Mas, de nada salvo quizá para convencerlo de que el Gobierno central es un conjunto de amedrentados a los que se les sacan miles de millones con solo amenazarlos. En estos momentos, no sólo el Parlamento catalán ha declarado la independencia sino que ha señalado su plan anexionista para lo que denominan Paisos Catalans, es decir, Valencia, Baleares y un pedazo de Aragón. Cuestiones penales aparte –si esto no es un delito de sedición que venga Justiniano y lo vea– la única salida para acabar con esta locura es cerrar el grifo a unas instituciones que han incurrido no en un desafío sino en una rebelión abierta. Señor Montoro, ciérreles el grifo del dinero. Tuvo que hacerlo hace casi cuatro años y no lo hizo. Tampoco lo ha hecho después. Cualquier inocente ciudadano que se ha retrasado en un pago es víctima del celo de su agencia tributaria que lo mismo le saca por las bravas el dinero del banco que le bloquea una cuenta o lo embarga. Eso por no hablar de la manera en que ha equiparado usted en materia de prescripción el de no declarar una cuenta en el extranjero con el delito de genocidio. Esta gente es mucho peor para España que cualquiera de esos ciudadanos que lo padecen a usted desde hace años. Se lo ruego: cumpla con su deber y ciérreles el grifo.
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