Francisco Marhuenda
Sentido de la responsabilidad
La figura de Don Juan Carlos ha sido clave en la historia reciente de nuestro país. Más allá de situaciones puntuales, la realidad objetiva demuestra que su papel al frente de la Jefatura del Estado, tanto antes de que se aprobara la Constitución como posteriormente, ha sido de una enorme trascendencia. Nunca fue una tarea fácil, pero siempre ha sido capaz de superar con acierto las coyunturas más difíciles. Un factor importante ha sido el papel desarrollado por Doña Sofía. La Corona es una institución que no se reduce a la figura de su titular, sino que se extiende, sobre todo, a su mujer y a los Príncipes de Asturias. El papel del resto de los miembros de la Familia Real ha ido evolucionando con el tiempo. Al igual que sucede en el resto de monarquías, la institución tiene una gran actividad que muchas veces pasa desapercibida, pero no por ello disminuye su relevancia. Es algo que también se produce en las repúblicas, tanto en las que el presidente tiene una capacidad directa de gobierno como en aquellas en las que es más protocolario y simbólico.
La labor institucional de la Reina ha sido ejemplar. El afecto que siempre ha despertado entre los españoles es un fiel reflejo del reconocimiento a un servicio abnegado a su patria de adopción. Tras su matrimonio con Don Juan Carlos, tuvo que vivir años difíciles en los que existía una abierta hostilidad en sectores de la dictadura. Fue un periodo de incertidumbre, ya que no existía ninguna garantía de que Don Juan Carlos fuera el futuro rey de España. Es cierto que todo indicaba que Franco tomaría la decisión de proponerle como sucesor, pero hasta que se produjo ese anuncio todo fueron dudas y momentos muy ingratos. Desde el primer momento, Doña Sofía desempeñó su papel, primero como Princesa de Asturias tras su matrimonio y luego como Reina, con sensibilidad, eficacia y rigor. La ejemplaridad que ha mostrado durante estas décadas es una consecuencia de la exquisita educación que recibió desde su nacimiento y su enorme sentido de la responsabilidad.
Doña Sofía nació princesa de Grecia en el seno de una dinastía real con muchos siglos de historia a sus espaldas. Fue educada en una serie de principios y unos valores de servicio público que explican su carácter. La Corona no es un privilegio, sino un servicio a tu país. Los honores son deberes que se tienen que llevar a cabo con dignidad y responsabilidad. La Reina lo ha demostrado siempre. Es una lástima, como recuerda siempre Don Juan Carlos, que no se haya explicado mejor la institución, sobre todo en las escuelas, y que muchas veces nos quedemos sólo con la imagen más protocolaria en lugar de profundizar en la labor que ha realizado a lo largo de los años. No cambiaría ni a Don Juan Carlos ni a Doña Sofía por cualquier otro soberano o por un presidente de la república. El balance de estos años es abrumadoramente positivo y cualquier error, algunas veces exagerado o sacado de contexto, queda eclipsado por la sucesión de aciertos.
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