Paloma Pedrero

Siguen matándolas

Cuando las cosas no van bien en general, van peor en particular. No avanzamos por buen camino. Y no lo hacemos porque la educación sigue siendo insana. Estamos educando para servir al sistema económico y no para servir al ser humano. Estamos enseñando estupideces a los niños y nos olvidamos de darles conciencia. Conciencia para convivir, para compartir, para pensar, para ser, para hacer. Consciencia para que la ignorancia no termine haciéndoles canallas. O asesinos. Como son ésos que no han aprendido nunca que la mujer no es de su propiedad. Ésos desprecian a las mujeres porque lo que han visto y se les han inculcado a través de modelos perversos, es que ellas están hechas para servir y dar buena vida al varón. Vean si no los anuncios de la televisión, las vallas publicitarias, algunos libros de texto, las viejas canciones, los refranes, las opiniones de tantos. Incluso de algunos políticos.

Ignorantes son los maltratadores. Porque hace falta ser bruto para que cuando tu pareja decide dejarte, tomes una navaja y la zurzas a puñaladas. Hace falta ser miserable para cargártela. Primero la matan y luego se suicidan. ¿Por qué no empiezan por ellos mismos? Un mínimo de dignidad evitaría la infamia de llevarte por delante a una persona inocente. Porque sólo el que maltrata, abusa, viola o mata a una mujer es culpable.

Es penosísimo que no queramos ver que la avidez de dinero, territorio y poder lleva al desastre de las sociedades. Es una pena que muchos tilden de ingenuos a todos los que confiamos profundamente en el ser humano y decimos a los cuatro vientos que las cosas se pueden transformar. Es imprescindible hacerlo. Empezando por los que intoxican con su maledicencia. E ignorancia.