María José Navarro

Sin..

Queridos niños: ni el robot Philae rebotando en un cometa, ni el descubrimiento del genoma humano del cerebro, ni siquiera el aire acondicionado (y miren que este último puede estar muy arriba en la lista de los mejores inventos del hombre en toda su historia sobre la tierra). Hijos míos, podemos estar ante la purga benito, ante la resolución de un problema modestísimo, ante el fin de nuestras tribulaciones. Unos tíos de la Universidad de Valladolid aseguran haber creado la cerveza sin con sabor a con. Y ahora saquen a sus niños a la calle, peguen botes, rían sin control y celebren como se merece la buena nueva. Dice esta gente tan adorable que lo han hecho a través de un proceso que se llama pervaporización, o lo que es lo mismo, la separación de la cerveza que lleva alcohol en dos fases. En la primera le quitan los peligros y en la segunda se quedan los aromas para añadirlos a la sin y así conseguir que se parezca a la que de verdad nos gusta. Afirman los investigadores que para testar su descubrimiento primero usaron una cerve normal y otra reserva y los efluvios se añadieron a las sin gracia. Ojo a la sorpresa. La mayoría de los catadores prefirió la enriquecida con aromas a la original. Y ni estaban borrachos ni nada. No obstante, que la algarabía sea moderada. Los propios genios de Pucela advierten de que quedan todavía muchos matices por captar, pero de momento y hasta que podamos comprobar que está conseguidísima, varios consejos. Amigas, no a los hombres que beben sin. Amigos, no a las mujeres que beben licor de mora sin. No a ambos sexos si piden mosto, por favor.