Julián García Candau

Sólo Víctor Valdés

Gerardo Martino, al fin, dio gusto a la afición y alineó juntos desde el principio a Messi y Neymar. El argentino buscó con sus regates imposibles la penetración en el área rojiblanca. Pero fueron eso, imposibles. A Messi se le espera siempre y a Neymar se le ha de conceder el beneficio de la duda porque aún no se halla.

Tiene detalles el nuevo fichaje brasileño, se le adivina imaginación. Tal vez necesita otro tipo de juego para justificar la calidad contrastada en Brasil, como demostróen la Copa Confederaciones. Suele ocurrir, de vez en cuando, que el foráneo se topa con un fútbol más rápido y más pegajoso en el marcaje. Neymar, seguramente, necesita mayor velocidad en el ataque para mostrarse tal cual es. La gran imagen azulgrana fue Víctor Valdés. Con dos paradas, ganó la Supercopa.

El Atlético salió a jugar con pocas dudas. Tuvo más el Barcelona porque se las creó el adversario. Suele suceder que el equipo barcelonés se empecina en mantener su fórmula aun cuando el contrario le juegue a la contención. Desde el comienzo, los azulgrana se hicieron con el terreno. Se jugó en campo atlético, aunque la ocasión más clara para marcar la tuvo Arda Turam.

La presión, la poblada zona media para evitar la proyección barcelonista a base de sus habituales paredes, caracterizó el juego. Quedó la incógnita de la posibilidad de que el generoso esfuerzo colchonero lo acusara, pero regresó en el segundo tiempo con otro talante. Adelantó líneas y puso en aprietos al Barça, que reaccionó con más velocidad para recuperar mando.

El encuentro acabó siendo bronco y copero. Poco brillo y sin goles. Messi, ni de penalti.