César Vidal
Soroche
Desde hace un tiempo ando viajando por Perú dedicado a la tarea de recoger material para un futuro libro. Impulsado por esa necesidad, tuve que desplazarme al Cuzco. La primera advertencia de amigos y conocidos fue la de que me vería aquejado por el mal de altura o, como dicen por acá, el soroche. La elevada situación del Cuzco, zona montañosa apenas situada doscientos metros por debajo del Tíbet, convierte ese riesgo en inevitable y conlleva mareos, desmayos, vómitos e incluso podría derivar en enfisema pulmonar. Para paliar el mal, debía beber té de coca, realizar comidas extremadamente ligeras y caminar despacio. Seguí las instrucciones y lo cierto es que el soroche no me afectó lo más mínimo. Para sorpresa mía, incluso consumí una opípara comida nada más aterrizar en Cuzco. El mate de coca y la preparación de una semana previa habían bastado para conjurar el mal. Visto que, a fin de cuentas, no ha sido tan difícil enfrentarse con el soroche no he podido dejar de contemplar los paralelos con la situación de España. La realidad es que la nación en la que nací y a la que amo, padece soroche desde hace décadas. Pasar de una dictadura autoritario-clerical a una monarquía parlamentaria implicó un ascenso de no escasa relevancia, pero nadie tomó medidas contra el mal de alturas y la UCD saltó por los aires. La ausencia de una oposición fuerte frente a un omnipotente PSOE implicó también un mal de alturas para la izquierda, pero tampoco se dieron los pasos necesarios para evitarlo y, tras 1992, España estaba sumida en una grave crisis económica y los nacionalistas catalanes y vascos desollaban la piel de toro con fruición. De aquella situación se salió con un chute de nuevo hacia arriba impulsado por el Gobierno Aznar, pero nadie previó que podría sobrevenir el soroche. A decir verdad, lo que vino después –el gobierno de ZP- se asemejó más a una pandemia que al mal de alturas. Y desde entonces, la España que se encontraba en la cima de Occidente por su pertenencia a la Unión Europea no ha adoptado los remedios eficaces contra el mal de alturas. Sus impuestos son los más altos de Europa con la excepción de Suecia; su aparato administrativo es el más numeroso y enrevesado de la UE; su orden territorial constituye un escandaloso e ineficaz derroche. El soroche y sus consecuencias a la vista están. Temo que no se corregirá, en este caso, sólo bebiendo té de coca.
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