Julián García Candau
Superioridad atlética
Nunca tuvo el Atlético tantas facilidades para derrotar al Madrid. Nunca tuvo tantas ocasiones para rematar el resultado. Inexplicables fallos en el remate, torpezas en la solución de la jugada de gol y desgracia al estrellar el balón en el larguero no impidieron que el Atlético saliera de nuevo victorioso del Bernabéu. Ancelotti en la segunda mitad trató de remediar lo que se cantaba con la alineación de Bale, Modric y Morata, pero ello no fue totalmente satisfactorio.
Mateu Lahoz, tal vez el mejor árbitro de España, tuvo que dirigir un partido que se presumía complicado. Estaba cantado que habría problemas entre Pepe, Sergio y Diego Costa. Constaba en el cantable de la obra que los roces, provocaciones y entradas, a veces pasadas de rosca, formarían parte de la historia de este derbi, que se había anunciado como el más equilibrado de los últimos quince años.
Estaba en el programa que con el Atlético, el Madrid tendría serias dificultades porque en la cancha había un grupo de individualidades y un equipo construido. Los rojiblancos salieron al campo con el papel de la obra bien estudiado y comenzaron a recitarlo desde el primer minuto. Tardaron diez en marcar el gol de la noche. Fue pase magistral de Koke y remate preciso de Diego Costa. Los madridistas, más con corazón que con cabeza, trataron de igualar la contienda y se toparon con que la ausencia de Mario Suárez fue suplida espléndidamente por Tiago. El equipo madridista se encontró con que Isco no fue el de otros encuentros y acabó echando en falta a Özil, a un jugador que filtrara balones por la defensa colchonera que se encerró bien y no permitió remates con sello de gol. Sólo dio facilidades Courtois.
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