Carlos Rodríguez Braun
Taguas
La amarga ironía del destino impidió al economista David Taguas difundir su reciente libro «Cuatro bodas y un funeral» (Deusto) porque falleció prematuramente el pasado 20 de febrero. Las bodas son: el apego al gasto público, el exceso de consumo y la falta de ahorro, el mantenimiento del poder adquisitivo, y la dependencia del crédito. Y el funeral es la situación a la que esos festejos dieron lugar. Critica los camelos sobre la falta de «margen» para bajar el gasto público, que con la crisis subió 9,3 puntos del PIB, a pesar del típico derrumbe de la inversión pública (muchos siguen sin enterarse de por qué Buchanan ganó el Nobel). Tampoco comparte Taguas las consolidaciones fiscales basadas en más impuestos; «El déficit y la deuda pública elevada perjudican el crecimiento a medio y largo plazo», por su efecto sobre los tipos de interés y la financiación privada. Apoya las reformas liberalizadoras, sobre todo en el mercado de trabajo. Entiende la dificultad financiera y la ficción de que «fluya el crédito»: fluyó y alimentó la burbuja tras la entrada en el euro; con razón dice Taguas que afrontamos una «recuperación sin crédito», y critica la subida de la deuda pública también en este campo, por su impacto en los balances de bancos y gobiernos. Era un «social-liberal» como otros muchos economistas que defienden el mercado para asignar los recursos y crecer, y un sector público abultado pero sostenible que financie el Estado de Bienestar.
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