César Vidal

Tensión láctea

Hay mucha tensión en el sector lácteo, especialmente en Galicia, cuando se cumplen los primeros veinte días sin cuotas. La gota que ha colmado el vaso de la paciencia de las organizaciones de ganaderos ha sido el anuncio de que la empresa Leche Celta no recogerá la producción de los asociados a dos cooperativas de Lugo, Mopán y Tierra Llana; fuentes de estas últimas no descartan que la medida se amplíe a otras entidades. Antes se habían registrado ya amenazas de que no se recogería la leche; también prepotencia por parte de las industrias, imponiendo el precio. Román Santalla, ganadero y dirigente de la organización UPA, ha resumido la situación con la siguiente frase: «no solo nos preocupan los precios, que son ruinosos, sino las formas de las industrias». El llamado paquete lácteo, conjunto de normas que ha dictado el Ministerio de Agricultura, y las reglas recogidas en la Ley de Mejora de la Cadena Alimentaria no han sido suficientes para parar los pies a las empresas que se dedican a recoger la leche, bien sean las industrias como tal, o los llamados primeros compradores. Al final, las unas y los otros acaban imponiendo a los ganaderos sus exigencias y estos no tienen más remedio «que tragar», porque, en caso contrario, se quedan con la leche en sus explotaciones y deben destruirla, al tratarse de un producto muy perecedero. La organización interprofesional -que, existir, existe- tampoco está siendo muy útil. El ambiente se está caldeando peligrosamente y los productores amenazan con una huelga de entregas. Los responsables del Ministerio de Agricultura harían bien en prestar más atención al asunto.