Terremoto en Italia

Terremoto

La Razón
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He recorrido estos días las tierras del Lazio, Las Marcas ,Umbría y los Abruzos martirizadas por un violento terremoto que aún ayer domingo por la tarde daba uno de sus últimos zarpazos. Después de haber cubierto informativamente cinco terremotos debo confesar que ninguno me ha impresionado tanto como este último. Han sido unas sacudidas sísmicas devastadoras que han arrasado localidades como Amatrice, Accumoli, Arquata y Pescara del Tronto, Norcia y otras muchas más pequeñas de las que nadie ha hablado o escrito. En casi todas ellas han sufrido graves daños las iglesias, santuarios, ermitas, monasterios que testimoniaban la piedad secular de estas poblaciones; torres medio derruidas, tímpanos desaparecidos, altares pulverizados, centenares de imágenes sacras, pinturas murales, cuadros y cantorales seriamente dañados. Según el Ministro de Cultura Dario Franceschini será muy difícil por no decir imposible restaurar una parte muy considerable de ese patrimonio. Por supuesto que una vida humana tiene un valor superior a cualquier obra de arte pero es penoso que desaparezcan testimonios de la fe y devoción de enteras generaciones. Francisco acusó el impacto que le produjo tan luctuosa noticia (cuando aún las cifras de muertos eran muy inferiores a las actuales) y decidió suprimir su catequesis habitual en las audiencias de los miércoles sustituyéndola por una plegaria colectiva. Ayer domingo, en sus palabras posteriores al Ángelus, dijo: «Queridos hermanos y hermanas, en cuanto sea posible también yo espero poder venir a encontraros para llevaros personalmente el apoyo de la fe y el sostén de la esperanza cristiana». A algunos estas palabras les parecerán vanas, pero los que conocemos algo más de cerca quién es y cómo reacciona Jorge Mario Bergoglio sabemos que el Papa cumplirá su promesa y se desplazará a la zona que ha sufrido el terremoto. Es más, hemos sabido que quiso salir de Roma casi inmediatamente, pero renunció a su proyectado viaje cuando las autoridades le informaron que en esos momentos su presencia crearía unos casi insuperables problemas de seguridad no sólo para su persona sino para las gentes que habrían querido abrazar al Padre de todos. Pero, estoy seguro que ese encuentro no tardará mucho en realizarse.