Martín Prieto
Un complejo colonial
Vivía en Buenos Aires a dos cuadras de la Embajada española y fui a pie por el 12 de Octubre. Ante las verjas de la Legación comencé a pisar cristales y le pregunté al marqués de Bussianos si habían apedreado las vidrieras. «No; han venido los indigenistas y nos han devuelto los espejitos que les regalamos hace quinientos años». Lo que revela el «incidente Snowden» es la comprobada falta de fiabilidad de la CIA, los agujeros en su selección de personal y la fallida experiencia de Barack Obama, que dejará un balance negativo, desde la Sanidad pública a Guantánamo, hoy en huelga masiva de hambre. Aunque sean varios los países de la Unión Europea implicados en negar el pasillo aéreo a un avión de respeto, le ha tocado al aymara Evo Morales hacer de Pimpinela Escarlata y a España, de madrastra. Los gobiernos iberoamericanos no se libran de cierto complejo de inferioridad colonial, por lo que se solazan ante nuestra crisis como la señora Kirchner, pero el aborrecimiento se lo reservan para entre ellos mismos. Bolivia no olvida que Chile la aisló del Pacífico (avanzando también sobre el Perú) y mantiene un Ministerio de Marina, de marina fluvial o lacustre para poder navegar por el Lago Titicaca. El expansionismo chileno estuvo al filo de la guerra con Argentina, y estos decantan sus amores por los agraviados bolivianos y peruanos. Además Bolivia perdió la guerra del Chaco frente a Paraguay por unos campos petrolíferos donde nunca hubo petróleo. La «madre patria» está muy lejos y el complejo de inferioridad colonial, muy presente como para que La Paz (Evo Morales no lee porque como el pollo le baja la testosterona y tiene de vicepresidente a Álvaro García Linera (blanco, marxista-leninista, el hombre más peligroso de Bolivia, y el que teje la tela) y el socialismo surrealista de Caracas, nos darán una manta de palos y alguna expropiación por añadidura porque somos chivos expiatorios y cabeza de turco. Deberíamos pedirle daños y perjuicios a la CIA.
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