César Lumbreras

Un rey astuto

¿Qué tiene Mohamed VI, que ha logrado evitar el contagio de la Primavera Árabe a Marruecos? La respuesta a esta pregunta es la confluencia de una serie de factores entre los que figura uno que suele pasar desapercibido. La chispa que encendió la mecha y el fuego en países como Túnez y Egipto fue la subida del precio de productos alimenticios de primera necesidad, básicos en su dieta (harinas y sémolas, por ejemplo), y que compran en el exterior. La cotización de los cereales y sus derivados había tenido un repunte muy fuerte en los mercados mundiales, que se trasladó a las adquisiciones realizadas por esas naciones. Pues bien, Mohamed VI estuvo al quite y jugó sus cartas con astucia, aumentando de forma importante la dotación financiera de su plan de ayuda alimentaria para evitar que los precios de estos productos se disparasen en las tiendas de su país. Evitó así que se encendiese la mecha. Para ello contó con el apoyo de algunos socios, como Estados Unidos, que le garantizaron abastecimiento a un coste razonable. Hubo otros factores que también jugaron a su favor, pero lo que quiero destacar es que estamos ante un mandatario al que no se debe despreciar, independientemente de todas las críticas que se le puedan y quieran hacer. De ahí que el viaje del Rey Juan Carlos, acompañado de una numerosa corte de ministros, ex ministros y empresarios, a Marruecos me haya parecido de lo más oportuno, especialmente porque se ha hecho cuando las relaciones entre ambos países atraviesan por un momento aparente de bonanza y no hay trifulcas graves. Mohamed VI será todo lo que se quiera, menos torpe. Conviene no olvidarlo, por la cuenta que nos trae.