Irene Villa
Una sola vida
Condena dura y ejemplar es lo que pide España entera para el asesino de las jóvenes conquenses Laura del Hoyo y Marina Okarynska. Ya se ha cumplido una semana desde la detención del presunto autor del doble asesinato que nos ha sobrecogido a todos. Un verano plagado de actos violentos, criminales, nos alerta de una escalada de violencia machista que no nos puede dejar indiferentes. El ministro del Interior condecorará a los agentes de la Policía Nacional y de la Policía rumana que participaron en la detención de Sergio Morate en la localidad rumana de Lugoj. Una amplia persecución policial y los mecanismos de colaboración policial internacional fueron determinantes. Además del enorme poder de las redes sociales y las nuevas tecnologías para señalar y localizar a cualquier persona en todo el planeta: la señal del dispositivo móvil del presunto asesino alertó a las autoridades españoles cuando abandonaba el país a través del puesto fronterizo de Portbou (Gerona). Rastrearon su viaje y, una vez en Lugoj, pudieron proceder con éxito a su detención. Ahora queda anhelar que la Justicia consiga devolvernos la esperanza en un mundo seguro en el que los criminales no tienen cabida. Lo que genera el sentimiento contrario es que un condenado a cinco años por asesinato como Oscar Pistorius sea trasladado a una de las viviendas de su tío Arnold en uno de los barrios más adinerados de Pretoria, tras haber cumplido sólo diez meses de cárcel y por buena conducta, algo incompatible con quien es capaz de empuñar un arma y de quitar una sola vida.
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