Isabel Pantoja

Vamos a por la tercera

La Razón
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De siempre, incluso en los tiempos de las autonomías, para ser alguien a nivel nacional, hay que triunfar en Madrid. Y eso fue lo que hizo nuestra presidenta Susana Díaz: local de amplio aforo, público VIP del PSOE compuesto por alcaldes de toda España, con algunos devotos de la presidenta. Personalmente, lo que más me gustó es que dijera que le encanta ganar. Nunca he oído a un torero, a un artista, a un deportista... decir que no quiere ser el mejor en su profesión. Los políticos están, según ellos, para servir al pueblo. Por ayudar a mejorar España estarán donde quiera el partido ponerlos, si le preguntas a cualquier miembro destacado de un partido. Si aspira a ser el candidato a presidente, te dirá que jamás se le ha pasado por la cabeza, que él está a las órdenes de su secretario general. Mientras, algunos con posibilidades habrá pensado en los recientes congresos: «Hay que joderse, este que ha estado al borde del entierro, ahora sale del congreso como jefe eterno». Claro está que la eternidad al frente de un partido dura 4 años. Por eso, afirmar que le gusta ganar para mandar, me ha gustado. También se ha escrito que todo estaba demasiado organizado para que se garantizara el éxito. Para mí, un acierto más . El debut en Madrid, un notable; pero hasta ser coronada emperatriz del PSOE, hay mucho camino y con excesivos obstáculos. Por último, otra sevillana, que ya tenía su alternativa con grandes éxitos en la Villa y Corte. Pero después de años de recibir leña sin cartilla –mucha de ella ganada a pulso, que remató con la cárcel, historia que parece arrancada de una de sus coplas, «no hubo un juez clemente que me librara del penal» –, volvía a debutar. Lo hizo a lo grande, llenando el Palacio de Deportes –10.000 personas– con entradas que oscilaban entre los 200 euros a los 35 de paraíso o gallinero, incluso había unas VIP que costaban 1.000 euros, que incluían una cena. Demostró que ella sigue en ese frenético tobogán que ha sido su vida, siempre entre el cielo y el infierno. Con este éxito, ella se encuentra perdonada por su público, que apoya a la gran artista que es. Sin duda alguna, ha pagado sus culpas y el público la ha vuelto a colocar en lo más alto. ¿Hace falta que les diga que estoy escribiendo de Isabel Pantoja? Fin de la trilogía.