Julián Redondo
Victoria pírrica
Cuando un triunfo se obtiene con más daños en el vencedor que en el vencido, o casi, se dice que la victoria es pírrica. Ramos pidió el cambio antes de los diez minutos. La mano en la trasera del muslo izquierdo indica que, salvo milagro médico, no jugará contra el Atlético. Pepe continúa lesionado. Varane y Nacho o Arbeloa, pareja de centrales. Antes de la media hora, James, autor del 1-0, salió a la banda. Se quitó la bota y tomó dirección al vestuario. Entró por él Jesé, que marcó el 2-0. El Sevilla no terminaba de explicarse el resultado. Había atacado más y mejor que el Madrid, dispuso de dos ocasiones clarísimas, una de Iborra que, con Casillas vencido, chutó al palo; pero en dos contragolpes le hundieron. En otro, entró al remate Benzema con tan mala suerte que chocó con Beto, evacuado en camilla. Tres lesionados en media hora y el Madrid progresaba sin entusiasmar. No rechinó la maquinaria con Jesé, que ha vuelto y desprende plenitud. Otro caso, pero de estudio, es el de Bale. Banda derecha, pase largo y preciso de Isco, controla el galés, profundiza, Benzema espera el centro porque está más solo que la una y enfrente de la portería; Bale dispara contra el defensa. Conclusión después de una jugada a menudo repetida: o a Bale le falla la visión periférica o juega con orejeras. Y no es bueno que en cada partido desespere a un compañero diferente porque terminará cenando con los linieres. Cristiano, James y Benzema son sus víctimas principales. Tercer contratiempo: Marcelo vio la amarilla. No juega el sábado.
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