José María Marco

Votantes monotemáticos

Hay quien dice –yo mismo lo he escuchado varias veces– que en las próximas elecciones votará a quien baje los impuestos. Llegado el momento, claro está, intervendrán otros factores, en particular la estabilidad. De nada serviría una bajada de impuestos si no se garantiza que el país no se va a fragmentar, o que no van a gobernar los populistas republicanos. El hecho, sin embargo, es significativo. Hay mucha gente que está en trance de convertirse en lo que a veces, trasladando directamente una expresión inglesa, se llama «votantes de tema único», aquellos que sólo se movilizan cuando se trata el asunto que les interesa a ellos.

Esta mentalidad está más cerca de los lobbies, o grupos de influencia, que de los partidos políticos. No es del todo buena para la democracia liberal. Pero después de todos estos años de crisis, muchos pequeños empresarios y muchos autónomos, que son los que suelen hablar así, han llegado a un punto límite. Si han logrado sobrevivir hasta aquí es porque han derrochado trabajo, inventiva, capacidad de ahorro, empeño y habilidad para negociar con sus empleados y con los clientes. Esta gente ha sacado adelante su negocio o su proyecto solos, sin la menor ayuda por parte del Estado. Mejor dicho, teniendo enfrente a unas políticas de demagogia delirante, dirigidas directamente contra la prosperidad económica, como las que caracterizaron los años socialistas de Rodríguez Zapatero o las de varias comunidades autónomas, entre ellas, aunque no sean las únicas, Cataluña y Andalucía.

La salida de la crisis que se empieza a vislumbrar no puede requerir de ellos más sacrificios. Por eso las últimas medidas adoptadas por la ministra de Trabajo para reducir las cotizaciones a la Seguridad Social han sido tan bien acogidas. Esa es la línea que se espera de la reforma fiscal del Gobierno, que no puede dejar en la estacada, justamente ahora, a quienes han tenido un comportamiento ejemplar.

Al Gobierno no le es posible reducir impuestos a costa de aumentar el déficit. Tampoco puede lanzarse a una reducción del gasto políticamente suicida. Todo sería más fácil, por otra parte, si el partido de la oposición dejara de hacer izquierdismo infantil. Estos condicionantes dejan poco margen de maniobra, pero ese es el que tiene el Gobierno de Mariano Rajoy para continuar unas reformas inaplazables, las únicas que permitirán a la economía española volver a crecer y a los empresarios y a los autónomos empezar a dejar atrás unos años terribles y unas obsesiones más que comprensibles.