Ciudadanos

Y Rivera se hizo mayor

La Razón
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La reunión de hoy entre Albert Rivera y Mariano Rajoy, salvo sorpresa sorpresa, nos dejará menos ansiosos, aunque el agua aún no desemboca. Turbia y acosada por el torrente que la remueve. Albert maduró ayer. Un día de estos Loquillo dirá en estas páginas a Julio Valdeón que «las hostias te vienen seguidas a partir de los cuarenta. Ves cómo los padres se mueren, las parejas se separan, los hermanos se pelean, los hijos se largan, los amigos se venden... aprendes a ser un profesional, un fajador; es como tener resaca sin haber bebido». Albert ha entrado en la fatídica edad en la que las decisiones ya no tienen remedio y apura esa adolescencia en la que aguanta el chaparrón de broncas sin que le alteren el sueño. Ya tiene años para padecer resaca sin haber bebido y ha tomado un camino antes de que sus electores lo hagan por él y lo volvieran irrelevante. Rivera será un gran político cuando interiorice que no será el primero, que está entre el hola y el adiós. Que el destino no le reserva la medalla de oro sino un honroso diploma que ayer vendió caro ante las cámaras. Si la jugada le sale bien, aparecerá como el salvador de España. Al menos por un rato. La lluvia de las Perseidas caerá sobre su cabeza como una premonición. La gran esperanza blanca sigue perdiendo en las encuestas lo que sus segundos intentan ganar en esos momentos de televisión que nos regalan cada día desde el Congreso donde se ha montado un set sólo para decir cada día lo mismo. Parece que rezaran el rosario a las doce y cerraran la parroquia. No sólo Ciudadanos. Todos van desfilando tras avisar por WhatsApp a los periodistas de guardia. Menos mal que media España está en playa y no los ven. Si no, apuesto a que no volverían. Son muñecos de baja intensidad programados para unos minutos musicales en la cursilada del «reloj de la democracia». Los segundos, y en este caso especialmente el de Albert Rivera, disfrutan del protagonismo que sus jefes le hurtan el resto del año. Pareciera que la Cámara baja trabaja a tope. Nada más falso. Aún hay muchos teléfonos apagados y fuera de cobertura, plazas hoteleras reservadas hasta el día 20, a no más de 600 kilómetros de Madrid, en fin, signos con los que leer el destino si se emplea la lógica, que tal vez no sea la mejor consejera. Que pregunten en Mojácar. Y en Cádiz. Y en Ávila. Ay, bendita transparencia. ¡Cuántas notas de prensa advirtiendo de dónde están los líderes de vacaciones! Cuánto vuelva usted mañana. Del «streaming» hemos pasado a las catacumbas. Iglesias y Sánchez ordenaron un apagón informativo como Doña Letizia en sus «vacaciones privadas». La respuesta de Rajoy marcará hoy el destino de esos diputados, también los populares, que han estado rascándose la barriga en la pasada Legislatura y el sobaco en lo que llevamos de ésta. Nada me alegraría más que a final de mes haya Gobierno. Porque es bueno para el país. Y porque así dejan la sombrilla Sus Señorías.