María José Navarro

Yo, Leonor

La Razón
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Ahora que Telecinco busca sustituta para Sara Carbonero, he cogido el toro por los cuernos y me he plantado en frente de Altibajos. «Madre, con los antecedentes genéticos que tengo para enseñar el careto y leer en público divinamente creo que soy la persona indicada para ocupar el lugar de la novia del yernoperfectodetodamujerespañola». Ni me ha mirao. Ha seguido con la cabeza metida en el libro de un calvo griego que está muy de moda por haberse puesto impertinente y como si me operan. No soporto que me ignoren. «Además, madre, tengo más ventajas que Lara Álvarez, que es candidata. No se me conoce rollo con Sergio Ramos y si me echo un novio te aseguro que tendrá cuello». «Haz el favor y no me calientes de buena mañana que tú te pones muy farruca y luego vienen los llantos». Nada, que no hay manera de enfadarla. «Yo podría así ser heredera de ambas cosas: la monarquía y la pantalla. Una especie de Estefanía de Mónaco pero en seriecito. Bueno, en seriecito ya veríamos que las presentadoras apuntan alto, que es que no hay que salir de estas cuatro paredes para verlo claro». Ahí ya sí. Que si me vas a quitar la vida, que si no hay manera de hacer carrera contigo, que parece que te gusta fastidiar. Total, que me he quedao sin la paga para comprarme el especial «Traseros colganderos» del Cuore. Desde el enclaustramiento, he llamado a Pipe. «Primillo, ¿qué tal con Carlota, hijo? ¿Te ha salío buena, nene?». Está enamorao el chiquillo. Yo creo que hasta se ha puesto un pendiente y todo. «Naaaaa –me dice– son las fotos que tienen mucho grano». ¿Se puede ser másss mono, por favor?