Prisión Permanente Revisable

Ampliar la prisión permanente ampara a la sociedad

La Razón
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El pasado jueves, en Oviedo, una mujer sufrió la agresión de uno de los peores delincuentes sexuales que ha dado la historia penal española, Félix Vidal Anido, más conocido como «el violador del estilete». Este individuo fue puesto en libertad en 2013, cuando aún le faltaban ocho años de condena por cumplir, tras la derogación de la «doctrina Parot» por el Tribunal de Estrasburgo. Volvió a la cárcel en 2014, tras un intento de violación que, afortunadamente, no pudo consumar y volvió a ser puesto en libertad en el 31 de diciembre de 2015. Ha vuelto a reincidir, como lo han hecho en los últimos años cinco de los violadores que salieron a la calle en 2013. Para este tipo de criminales irrecuperables, autores reincidentes de los peores delitos, está pensada la figura de la Prisión Permanente Revisable. La inmensa mayoría de la sociedad española así lo entiende y si respalda esa reforma del Código Penal no es por afán de venganza o crueldad gratuita, sino porque considera que es un instrumento idóneo para proteger a los ciudadanos más vulnerables de unos criminales atroces. Pero, al parecer, ni los dictámenes jurídicos ni el ejemplo de otros códigos penales de países tan democráticos como el nuestro ni la tozudez de los hechos es capaz de superar el afán demagógico de algunas formaciones políticas españolas, que, además, deforman la realidad.