Lucha contra el desempleo

Avales a la política económica

El Primero de Mayo de este año reproduce un escenario conocido desde el comienzo de la crisis. La recesión ha agudizado la destrucción de empleo, aunque es cierto que el Gobierno calcula que la reforma laboral evitará que empeore más este año. La creación de puestos de trabajo es la prioridad casi única y la agenda reformista del Ejecutivo dirige la inmensa mayoría de sus medidas en esa dirección. El objetivo es invertir la tendencia y acelerar el cambio de ciclo laboral. No existen automatismos y, como el presidente Rajoy avisó, los efectos de los cambios emprendidos tardarán en percibirse en la economía real en un marco de colapso económico como el español. Hay un tránsito incómodo y doloroso, pero imprescindible, para que la mejora, que llegará, no sea un espejismo o algo cosmético sin posibilidades de perdurar ni asentarse estructuralmente. Cuando desde la izquierda se lanza el discurso de menos macroeconomía y más microeconomía, como si los sacrificios y las carencias de la gente fueran residuales en los propósitos de la política económica, se apunta un dilema falaz y demagógico, pues la segunda no puede prosperar sin la primera. Hubo ejemplos desdichados en la etapa socialista, de absurdas y vanas fórmulas por el empleo, que dilapidaron recursos de los que no se disponían a mayor gloria de la propaganda oficial, como el Plan E. Ayer, el presidente de La Caixa, Isidro Fainé, aseguró ante inversores de Hong Kong que las reformas en España han colocado a su economía en un camino sostenible y equilibrado. Es un juicio avalado por datos que no es justo relativizar y conviene ponderar. La jornada de ayer fue pródiga en esos resultados positivos y favorables: el déficit del Estado cayó hasta marzo un 16% respecto al registrado en el mismo periodo de 2012 y se situó en el 1,63% del PIB; el déficit exterior por cuenta corriente se contrajo un 62,7% hasta febrero; la entrada neta de capitales durante los dos primeros meses del año llegó a 41.193 millones de euros, cuando en el mismo periodo del pasado ejercicio salieron 30.194 millones; las matriculaciones de turismos en abril subirán en torno al 10%, con lo que se pondrá fin a una racha de ocho meses consecutivos de caída; el PIB frenó ligeramente su retroceso en el primer trimestre y la prima de riesgo cerró en 293 puntos, con una reducción superior al 20% en el mes de abril. Al ciudadano de a pie puede que estos datos por separado le digan poco y que, desde luego, no alivien el frustrante panorama que dibujan seis millones de parados porque no supondrán que el paro baje mañana. Pero sin ellos, sin estos indicadores de clara mejoría, no podríamos afirmar que España sanea y consolida su economía, que progresa con paso firme y que todo ello es condición imprescindible para la recuperación y la creación de puestos de trabajo.