España

C' Socialistas para el 26-J

La Razón
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El debate de investidura ha supuesto un fracaso para Pedro Sánchez y un revés para Albert Rivera, que sumó su suerte a una candidatura embarcada en un viaje a ninguna parte. El presidente de Ciudadanos, sin duda bienintencionado, se ha posicionado ante la opinión pública como consorte del PSOE en una alianza de perdedores. Obviamente, estaba en su derecho de elegir socio y lo está también de sentir mayor afinidad ideológica con el proyecto socialista y de izquierdas de Pedro Sánchez. En ese punto, defendió ayer su pacto de gobierno, presentado casi como la clave de bóveda de una nueva España. Pero que Albert Rivera se lo crea y se someta a ejercer de muleta de un PSOE con el peor resultado de la historia, no asegura que sea lo que España necesita; más bien al contrario, especialmente en cuanto tenía de moción de censura a la legislatura reformista del PP. Fue también un exceso, un tanto soberbio, que se atreviera a intentar jubilar a Mariano Rajoy y reclamar al PP que le diera la espalda. Si el presidente representa la vieja política de la que abomina, qué decir de su aliado, Pedro Sánchez. Con un proyecto común como el defendido por Sánchez y Rivera en el Congreso no parece descabellado que lo compartan ante las nuevas elecciones que se atisban el 26 de junio. Sería lo más honrado con los votantes.