Sanidad
Controles sanitarios, pero sin alarmismos
No es la primera vez que fallan los controles fitosanitarios en la industria alimentaria del norte de Europa. En esta ocasión, el problema se ha originado en las granjas de producción de huevos de Holanda y Bélgica, tras el uso sobre las gallinas ponedoras de un insecticida desparasitador llamado «Friponil», que está expresamente prohibido en la producción de alimentos y que la OMS considera «moderadamente tóxico». Ayer se supo que había sido inmovilizada en Vizcaya una partida de huevo liquido con trazas de Friponil que había sido importada de Francia. Si bien es preciso encarecer a las autoridades europeas la necesidad de aumentar los controles sanitarios en las grandes cadenas de producción agropecuaria, sometidas a una enorme presión por la alta competencia comercial, también se debe llamar a la responsabilidad de las autoridades a la hora de transmitir unas informaciones que pueden generar un alarmismo injustificado, como en este caso. Sólo un consumo elevado y prolongado en el tiempo de huevos contaminados con Friponil podría causar problemas de salud. Hay, pues, que retirar las partidas sospechosas, sancionar con todo el peso de la ley a quienes han cometido el fraude alimentario e insistir en un cambio de metodología en los servicios fitosanitarios de la Unión Europea. Serviría, y mucho, el ejemplo de lo que se hizo España tras la tragedia de la colza.
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