Presidencia del Gobierno
Demagogia que mina la seguridad y la libertad
La Ley de Seguridad Ciudadana entró en vigor el 1 de julio de 2015 después de una tensa tramitación instrumentalizada por la oposición para desgastar la imagen del Gobierno. En todo este tiempo los problemas que ha suscitado la norma, que se presentó de forma insidiosa como un golpe autoritario a las libertades, han sido pocos o ninguno. La nueva aritmética parlamentaria ha permitido que la izquierda y los nacionalistas, con el apoyo de Cs, hayan embestido de nuevo contra uno de los proyectos estrella del PP. Ayer, el pleno del Congreso tomó en consideración dos iniciativas del PSOE y PNV sobre la ley. Los socialistas quieren erradicarla sin más y los nacionalistas vascos, reconducir partes del articulado en su debate en comisión. Está por ver el desenlace de un trámite que el Gobierno no podrá frenar con su mayoría minoritaria, pero las lecturas desmedidas, exageradas y demagógicas sobre el texto que se escucharon en el hemiciclo no auguran nada bueno. El hábil trabajo de agitación y propaganda de la oposición ha creado una suerte de leyenda negra que no se corresponde con una norma que mejoró lo que había y que deparó un texto más garantista y equilibrado entre seguridad y libertad. Después de oír a portavoces como el socialista Trevín, el independentista Rufián o el diputado de Compromís Baldoví, nos surge una duda seria sobre si han leído el articulado o ni siquiera han pasado del preámbulo. El PP tendrá que fajarse para limitar los daños y, en lo posible, mejorar el texto si es que el PNV y Cs se deciden a asumir responsabilidades y atender el interés general.
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