El drama del paro
El paro advierte del riesgo de recesión
La lucha contra el paro es larga y requiere de políticas que, además de paliar las consecuencias directas del desempleo, apliquen medidas que favorezcan la creación de puestos de trabajo. Por ese motivo, las palabras del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, en su discurso de investidura del pasado día 22 resultan ahora precipitadas y, sobre todo, mostraban una estrategia de vuelo corto. «Este mismo mes de julio, el número de parados caerá por debajo de los tres millones por primera vez desde 2008», dijo, aunque con muy poco convencimiento. No ha sido así. Desgraciadamente, el número de parados se ha situado en 3.001.433, a pesar de ser el nivel más bajo desde 2008. La reducción en este mes ha sido mínima, un 0,14 % menos con respecto al mes anterior. Se trata de la menor reducción en un mes de julio desde 2008. El empleo apenas ha aumentado en 4.334 personas, lo que supone el peor mes desde noviembre de 2013, periodo en el que España estaba inmersa en lo más profundo de la crisis económica. El mercado laboral está mandando señales en los últimos meses que evidencian que la desaceleración que se estaba anunciando en Europa está afectando a la economía española de lleno. Hay más señales. Hace unos días, se publicaron los datos del PIB del segundo trimestre y, como admitió la propia ministra de Economía, Nadia Calviño, impedirá que pueda revisar al alza las previsiones de crecimiento, con una estimación del 2,2%. Las cifras que ha hecho públicas la Seguridad Social indican una reducción del empleo en el inicio del verano, lo que rompe la lógica de un sector estratégico como el turismo y la hostelería, algo que ya se estaba anunciando en la última Encuesta de Población Activa. Como resultado hay un dato preocupante: por primera vez en tres años no se ha conseguido la cifra de medio millón de cotizantes cada año. Otra cosa es que sólo el 90% (1,97 millones) fueron temporales, lo que supone que de los 2,17 millones de nuevos contratos que se hicieron en julio, sólo un 8,4% son temporales (185.713). A pesar de que julio es un mes que siempre se ha presentado favorable por la temporada turística, los datos de ayer indican que se ha entrado en un proceso de desaceleración, con un aumento del desempleo de 36.492 personas. Es evidente que la inestabilidad política está afectando de manera directa a la economía, algo de lo que los órganos reguladores habían advertido, pero que Pedro Sánchez ha parecido no tener en cuenta, convencido de que los mercados e inversionistas confiaban plenamente en el líder socialista. La inquietud en Bruselas ante la inestabilidad política de la cuarta economía de la zona euro ha ido en aumento y, tras el fracaso de la investidura –y la perspectiva de tener un socio como Podemos–, se han disparado las alarmas. La Comisión Europea, el Eurogrupo y el Banco Central Europeo observan con inquietud el bloqueo de la situación política española y de la falta de salida, con una perspectiva, además, de un Gobierno que nacería debilitado. Bruselas ve un claro riesgo de desviación de los objetivos de déficit tanto este año como el próximo. El PSOE eligió su socio principal, Unidas Podemos, un partido abiertamente contrario a los criterios de estabilidad marcados por la Unión Europea y con unas propuestas de gasto que son insostenibles. España puede verse abocada a las cuartas elecciones en cuatro años y llegar a 2020 con unos presupuestos de 2017, que, a su vez también se aprobaron con retraso. Parece que al candidato socialista –si de nuevo le encarga el Rey formar Gobierno– no ve ningún riesgo en nuestra economía, a pesar de que todos los indicadores apuntan lo contrario.
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