El riesgo de que el bloqueo político se enquiste

A poco menos de un mes de que la convocatoria de nuevas elecciones generales sea un hecho, esa cita con las urnas está lejos de representar una salida al actual bloqueo institucional. De hecho, a día de hoy, lo que cabe esperar es que, con pequeños matices, la aritmética parlamentaria no sea muy diferente a la que resultó en los comicios del 20-D y que nos tiene a pocas semanas de la repetición electoral. En estas semanas, la evolución de los estudios de intención de voto de NC Report para LA RAZÓN han sido contumaces en una correlación de fuerzas sin mayorías naturales. En el último, que publicamos hoy, el PP se mantiene como la fuerza más votada con un levísimo ascenso y un pequeño aumento de su distancia en escaños sobre el segundo partido, el PSOE, que retrocede mínimamente, y que sólo se vería superado en porcentajes de voto, que no en parlamentarios, por una confluencia de Podemos e IU, también estancada en el mejor de los casos, y con desgaste para el partido de los círculos. Por tanto, no sería una sorpresa que otras generales empujaran a los partidos a un escenario en el que sólo la gran coalición aportaría la estabilidad y la certidumbre que España necesita. Y entonces tocaría preguntar por todo el tiempo y las energías perdidas y por los perjuicios para el país. Y Pedro Sánchez tendría que responder.