Consejo de Ministros

España, lista para el despegue

El problema más grave de la actual oposición política española, con los socialistas a la cabeza, es que se empeñan en describir una realidad completamente a espaldas de los hechos. Con un añadido perverso: la transferencia de la responsabilidad propia hacia quien se ve obligado a corregir un rumbo erróneo del que nadie quiere hacerse responsable. No es algo que amilane al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que ha dado sobradas muestras de que la crítica basada en el tremendismo, el trazo grueso y la demagogia rancia le causa el mismo efecto que la lluvia mansa sobre el paraguas. Tal vez porque Mariano Rajoy tiene la virtud de despojar de artificios las controversias, dejándolas en el puro hueso. Lo demostró ayer, durante su comparecencia para hacer balance del año que termina, al responder a algunas de las polémicas más candentes de la actualidad española, como la factura de la luz, el desafío independentista catalán o la reforma de la Ley del Aborto, desde la simple enunciación del problema planteado. Es una táctica demoledora para sus adversarios por cuanto se apega estrechamente a la realidad, tal y como la percibe la mayoría de los ciudadanos. Así, se puede discutir sin solución de continuidad sobre las razones que han llevado a que el mercado eléctrico español sea el segundo más oneroso de la UE, pero sin perder de vista lo que es esencial: llevar a cabo la reforma energética que devuelva a nuestras empresas las ventajas competitivas perdidas. Se puede abordar la reclamación soberanista del nacionalismo catalán desde todos los ángulos posibles, pero sin olvidar que el núcleo de la cuestión es que la soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español, tal y como establece la Constitución. Ítem más para el aborto: la reforma estaba contemplada en el programa con el que el PP se presentó a las elecciones y se ajusta a la doctrina del Tribunal Constitucional sobre derechos fundamentales. Y todo ello desde la confianza de que, hasta ahora, los resultados de su acción política le vienen dando la razón. Ayer, al tiempo que el presidente del Gobierno pronosticaba que el año 2014 verá una sensible recuperación de la economía española, el Banco de España publicaba el último boletín financiero de 2013 en el que se confirma la salida de la recesión y, lo que es más importante, la consolidación del cambio de tendencia. Datos como la balanza por cuenta corriente –en los diez primeros meses de este año, España tuvo un superávit de 4.182, 3 millones de euros, frente a un déficit de 15.278,2 millones de euros en el mismo periodo de 2012– , el índice exportador –que crece al ritmo de un 6% anual– o la recuperación de la inversión extranjera –45.000 millones de euros, frente a una huida de capitales en 2012 de 208.219 millones– demuestran que, lejos de entregarse a un ejercicio de optimismo, Rajoy se mueve en el mundo real.