España
España puede sacar partido de la crisis europea y ganar peso en la UE
Es de sobra conocida la máxima de que no hay mal que por bien no venga. El Brexit cayó como una losa inamovible y demoledora sobre Europa. En los despachos de las autoridades de la Unión esa eventualidad pasó por fases diferentes en cuanto a la probabilidad de que se concretara para finalmente darse como casi imposible. Pero el caso es que los británicos decidieron precipitarse al vacío de forma voluntaria y con ellos extender brumas de incertidumbres y riesgos sobre sus antiguos socios. Pero, una vez superados los primeros sobresaltos y contenidos los lógicos temores, los gobiernos europeos han entendido que es preciso pasar página sin caer en precipitaciones, pero con cierta prontitud, y que es necesario enfocar y acomodarse al nuevo escenario cuanto antes. En ese novedoso tablero en ciernes de la Unión, ya sin Reino Unido –que fue durante décadas una de las grandes potencias del proyecto–, inevitablemente las piezas se moverán por inercia hasta que se restablezcan nuevos equilibrios de fuerza entre los países. Con la disparatada decisión británica se abrió el cajón de las dudas y los interrogantes, pero también el de las oportunidades para quien sepa aprovechar la coyuntura. Las grandes empresas y entidades financieras con sede en Reino Unido sienten cómo la tierra se mueve bajo sus pies y esa sensación de inseguridad e inquietud provocará decisiones en busca del abrigo de la legislación comunitaria que antes los cobijaba y que tantos y tan buenos réditos les ha proporcionado en estos años. En ese movimiento, que se atisba no tan lejano, España debe estar presente y preparada para no verse arrastrada por la corriente, sino nadar a su favor. En ese sentido, nos parece un acierto la decisión del Gobierno de promover la candidatura española a sede de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) o de la Agencia Europea del Medicamento (EMA), actualmente en Londres, así como de la de grandes empresas, entre ellas, los bancos de la City, que pretendan dejar la isla después del Brexit. El Ejecutivo debe moverse con rapidez e intensidad porque la competencia será dura. Que los esfuerzos del equipo interministerial formado para ello dependan de la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, demuestra la relevancia que se le da al pulso que se nos viene encima. En definitiva, de lo que se trata es de ganar poder institucional y peso político en la nueva UE a 27. España puede y debe hacer valer su fortaleza y sus virtudes en el marco de la maltrecha economía europea. La desaceleración generalizada en la eurozona le ha convertido en el país que más crecerá del club de las potencias avanzadas, muy por encima de los grandes vecinos europeos, además de contar con un sector financiero notable y uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo. Sin embargo, la interinidad política que vive el país desde hace seis meses no ayuda y debilita nuestra posición frente a los competidores. Por muchas razones, pero también porque Europa anda sumergida en un tiempo crucial para su futuro, urge poner fin a la provisionalidad política y que el partido que ha ganado las elecciones generales tome las riendas del país en plenitud de condiciones. Nos jugamos demasiado en múltiples frentes. También en Europa y estamos en disposición de aspirar a mejorar nuestras posiciones si damos portazo a una etapa estéril y se actúa con altura de miras y sentido de Estado.
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