ETA

La firmeza da resultado

El comunicado de los presos de la banda etarra ha sido recibido con el lógico escepticismo por parte de las fuerzas políticas democráticas, desde UPyD hasta el PNV, que en lo que se refiere a la lucha antiterrorista mantienen el consenso básico que tanto ha contribuido a la derrota de ETA. Así, sin negar que la declaración del EPPK (Colectivo de Presos y Presas Vascos) es «un paso» en la dirección requerida, por cuanto los terroristas reconocen que están legítimamente sometidos a la legalidad vigente, los diferentes portavoces, entre los que se encuentra el del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, han hecho hincapié en que no se debe abordar cambio alguno en la política penitenciaria hasta que los presos hagan un reconocimiento sin ambages del daño causado, asuman su responsabilidad y, sobre todo, exijan la disolución de la banda. Incluso en el caso de que esta última exigencia no se cumpliera por parte del EPPK como organización, el secretario general de los socialistas, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha indicado que cada recluso deberá hacerlo a título individual. Ahora, más que nunca, es imprescindible mantenerse firme en los términos que han impulsado la lucha antiterrorista para evitar un cierre en falso del problema, como lo sería la obtención de réditos de cualquier tipo por parte de los terroristas a cambio de dejar de matar. En este sentido, la posición del Gobierno de Rajoy no puede ser más diáfana en su negativa a negociar con la banda cuestión alguna, especialmente cuando los presos etarras mantienen la falacia de que lo sucedido ha sido un «conflicto político» que debe sustanciarse en el mismo terreno. Que es justamente el error de concepto en el que suele caer Izquierda Unida –ayer volvió a reclamar «esfuerzos de paz» por ambas partes– a la hora de tratar el terrorismo etarra. En realidad, el paso dado por los encarcelados, con la renuncia a un tratamiento grupal de su situación penitenciaria y, por supuesto, a su habitual demanda de amnistía, se puede considerar la consecuencia esperada de la postura de firmeza mantenida por el Gobierno y gracias a la hábil gestión del Ministerio del Interior tras el anuncio del alto el fuego por parte de la banda, sin atender a los cantos de sirena del entorno abertzale, que ha acabado por llevar al convencimiento de los terroristas de lo infundado de sus espectativas con respecto a una negociación ulterior. De la misma manera, llegarán a la conclusión de que la única vía que puede cambiar su situación penitenciaria es la que marca la Legislación española para cualquier recluso con sentencia firme. Un proceso de progresión de grado que exige el arrepentimiento de los delitos cometidos, la reparación en lo posible a las víctimas, la colaboración con la Justicia y el buen comportamiento carcelario. Líneas rojas que la sociedad no dejará que se traspasen.