AENA

La gestión de Vargas debe ser fiscalizada

La Razón
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La renuncia de José Manuel Vargas como presidente de Aena era una condición imprescindible para que la gestión de la navegación aérea española estuviera en condiciones de reconducir una deriva alarmante y de afrontar una imprescindible normalización. Una vez lograda la premisa del abandono del responsable de una nefasta labor al frente de un instrumento clave en un sector estratégico, llega ahora el momento de depurar las responsabilidades que pudiera llevar aparejadas el negligente trabajo. En este punto, hay iniciativas en curso para que el Congreso ponga en marcha una comisión de investigación sobre la etapa del ex consejero delegado de Vocento, José Manuel Vargas, al frente de Aena, así como también otra propuesta para que el Tribunal de Cuentas fiscalice sus decisiones financieras y si su conducta pudo incurrir en algún tipo delictivo. Sin duda, la privatización y salida a bolsa de Aena, con gravosas consecuencias para la hacienda pública, están más que bajo sospecha y han sido objeto persistente de denuncia por parte de los sindicatos mayoritarios. En este punto, los números son incontestables y la merma para las arcas del Estado, flagrante. La gota que colmó el vaso de la dejadez y la ineficiencia fue su respuesta al caos aeroportuario de este verano, que alentó y agravó con su pasividad culpable. Se abre un tiempo nuevo en Aena, pero el pasado no puede cerrarse en falso. Es necesaria la máxima transparencia.